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El aeropuerto La Nubia, si bien se ha venido recuperando en el número de operaciones después del gran freno que tuvo que experimentar en la época de la pandemia de covid-19, se mantiene este año en cerca de solo el 70% de la dinámica prepandemia. En cifras, 48 mil 165 pasajeros despegaron por allí, contra 46 mil 300 que pudieron aterrizar, entre enero y agosto de este año. Eso obedece a diversos motivos, entre ellos que una buena cantidad de caldenses optan por usar el aeropuerto Matecaña de Pereira (35% del total de ese terminal), debido, entre otras, por los riesgos de cancelación de los vuelos debido a problemas climáticos.
Lo que resulta paradójico de esta situación es que una persona de Manizales que usa el aeropuerto de Pereira gasta gran cantidad de tiempo desplazándose y llegando al terminal aéreo de la capital risaraldense, muchas veces tres y cuatro veces el tiempo que dura un vuelo a Bogotá, que es el destino al que se va con mayor frecuencia. Estas incomodidades son aceptadas por muchos, tomando en cuenta, además, los altos costos de las tarifas de los pasajes desde La Nubia, lo que también le quita competitividad a nuestro aeropuerto y a nuestra capital.
La realidad hoy es que en La Nubia se tiene un monopolio en manos de la aerolínea Easyfly, que supuestamente era una empresa de bajo costo, pero que hoy está cobrando tarifas excesivas por los trayectos que ofrece. Lo grave es que en la actualidad, salvo la estatal Satena, no hay en Colombia otras aerolíneas que tengan en su flota aviones que puedan operar en el aeropuerto de Manizales y le hagan competencia a Easyfly, por lo que no queda otra alternativa que pedirle a esta última que modere sus precios, y con certeza tendrá mejor ocupación en sus aviones.
Lo que ocurre con la actual terminal aérea de Manizales parece justificar por sí misma la concreción del Aeropuerto de Café que se construye en Palestina (Caldas), y que infortunadamente se ha visto interrumpido en varias ocasiones por diversas circunstancias. Hoy, pese a las ambivalencias del alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, hoy hay consenso en la región acerca de la urgente necesidad de terminar esa importante obra de infraestructura, que estaría mucho más cerca que Pereira y que no tendría los problemas de operación de La Nubia.
Aerocafé tendrá vuelos nocturnos, lo que ya hará una gran diferencia frente a lo que hoy tenemos. Además, la actual terminal no tiene posibilidades de alargamiento de la pista, lo que sí podría ocurrir en el aeropuerto de Palestina, lo que ayudaría a que lleguen nuevas aerolíneas que ofrezcan mejores tarifas y, más adelante, la posibilidad del arribo de aviones más grandes que puedan tener destinos fuera de Colombia.

Los problemas de competitividad para la región, debido a la manera como funciona La Nubia, son innegables. No podemos seguirnos desgastando en discusiones bizantinas alrededor de la necesidad del nuevo terminal, sino que es fundamental acelerar el proyecto aprovechando que los recursos ya están asegurados, así como las viabilidades técnicas, financieras y socioeconómicas. Las rivalidades políticas no pueden imponerse ante el clamor general por este importante proyecto y la evidencia innegable de sus beneficios para la economía y el turismo, para solo mencionar dos aspectos.