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Si hay una subregión con la que se tiene una deuda histórica en Caldas es el Alto Oriente, que integran Manzanares, Marquetalia, Marulanda y Pensilvania. Es de las zonas más atrasadas en desarrollo vial para comunicar a sus pobladores, no solo con Manizales como capital, sino también con el centro del país. Además, aunque los cuatro han sufrido los rigores de la guerra armada, Marulanda y Pensilvania figuran en la clasificación de los 340 municipios como Zona Más Afectada por el Conflicto (Zomac) en Colombia. Peligrosa combinación para que por allí transite, sin dios y sin ley, lo que el Estado poco controla.
Sin embargo, son poblaciones cuyos habitantes han tenido una gran capacidad para recuperarse, lo que llaman resiliencia; además de poseer una persistencia envidiable para salir adelante por sus propios medios y mejorar sus condiciones de vida. Esas habilidades de la gente se convierten en la fortaleza que hay que mantener viva, porque aún en medio de las deficiencias de su infraestructura vial para acceder a bienes y servicios y apalancar su economía han permanecido en sus territorios y los han mejorado. Son ejemplo de tenacidad al estar en una zona de la que es difícil, o a veces imposible, salir y regresar para solamente acudir a una cita médica, a realizar una diligencia en una entidad que solo tiene sede en Manizales o para sacar a la venta lo que se cultiva.
Por eso la prioridad de las próximas administraciones departamental y municipales debería ser resolver y gestionar con el Gobierno nacional soluciones viales que acaben con este problema de raíz. El acceso desde Manizales por Petaqueros al puente del río Guarinó es territorio de Tolima, considerado un punto crítico y costoso de resolver, que lo convierte en responsabilidad de nadie, porque ni los vecinos se preocupan por hacer algo en este tramo y Caldas no puede invertir allí. Contemplar la creación de una asociación de municipios del Alto Oriente, con decidido apoyo de la Gobernación, para salir a hacer juntos esta gestión los beneficiaría a todos, despojados de colores políticos y de otros intereses particulares que los alejan del bien general.
Al mejorar la malla vial se potencia el turismo, a lo que quiere y puede apostarle esta subregión que posee sitios de belleza natural dignos de mostrar y visitar; también permitirá mayor presencia institucional y de entidades del Estado que lleguen a resolver más fácilmente otros problemas, entre ellos la inseguridad y los conflictos por la presencia de grupos al margen de la ley que aprendieron a moverse por estas montañas y bosques. Con mejores vías también llegarán más posibilidades de inversión para generar el empleo y el desarrollo industrial que está pidiendo esta zona. Adicional a la posibilidad de fortalecer y ampliar la cobertura educativa, pues Pensilvania tiene la IES Cinoc que atiende parte de la demanda de los jóvenes y le apunta a la formación para el trabajo.

El Alto Oriente tiene además un alto potencial ambiental y ecológico por su riqueza en bosques y fuentes de agua, que visto desde diferentes ópticas se convierte en otro activo que les permitiría manejar responsablemente estos recursos y llegar incluso a la venta de servicios, sin alterar sus ecosistemas. Eso ya está inventado y se puede hacer. En todo este ejercicio debe estar unido el departamento completo, como una meta de Caldas para saldar la deuda con comunidades que llevan años insistiendo por mejores vías y más seguridad.