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Hay margen para no seguir presionando el bolsillo de los usuarios, toda vez que congelar o reducir tarifas en algunos casos, sería también una manera de favorecer a los clientes y que se sientan beneficiarios de esa buena utilidad que muestra la empresa.
La Central Hidroeléctrica de Caldas (Chec) reporta utilidades históricas, gracias a un proceso que le ha permitido sumar experiencia en su personal, invertir en mejoras y procesos y adentrarse en nuevos negocios alrededor de su propio objeto social. Las utilidades en el 2022 llegaron a $201 mil 461 millones de pesos, dinero que se distribuye entre los accionistas, del que se deja 25% para reinversión y que irriga a la economía nacional y regional. Aún se oyen lamentos de quienes creen que la empresa nunca se debió vender a una compañía externa, pero vale la pena recordar que con una mínima participación reciben más utilidades Inficaldas e Infimanizales, que cuando se tenía una mayor representación accionaria.
Es bueno saber que el manejo idóneo de la compañía ha continuado y que los problemas que se han generado en otras áreas de Empresas Públicas de Medellín, sobre todo de gobernanza, por los líos generados por Hidroituango y por las batallas del alcalde de esa ciudad con la entidad, no han afectado la marcha de la Chec, que innova cada día y mejora en su administración, lo que le ha permitido que le reintegren recursos, que inicialmente le habían negado, y cuyo resultado es parte de las cifras para mostrar que hoy se exhiben.
No obstante, es una verdad de perogrullo que las tarifas de energía forman hoy una gran parte de la canasta familiar de los colombianos. Si bien, la Chec insiste en que dentro de todas las compañías ellos tienen unos cobros ajustados ya, es evidente que hay margen para no seguir presionando el bolsillo de los usuarios, toda vez que congelar o reducir tarifas en algunos casos, sería también una manera de favorecer a los clientes y que se sientan beneficiarios de esa buena utilidad que muestra la empresa. El momento económico que vive el país, con la inflación en el rango que se encuentra y la forma en que se afecta el poder adquisitivo de los colombianos agradecería mucho una decisión en ese sentido y que podría tomarse sin afectar demasiado el balance de la compañía.
La empresa continúa invirtiendo en proyectos que la lleven a producir más energía, ya con recursos dirigidos a pequeñas centrales eléctricas, con el uso de paneles solares, y también con la posibilidad de meterse en la generación geotérmica, entre otras acciones. Esto demuestra que una empresa bien manejada, no importa si su capital es público o es privado, siempre da frutos y los que la Chec le brinda a la región son importantes, no solo por estas utilidades de ahora o por la inversión, también por el empleo de calidad y estable que genera, contribuyendo al mercado laboral en el Eje Cafetero, y por su vinculación a procesos que pretenden mejorar la educación y la calidad de vida de los caldenses como aporte de responsabilidad social.

Las utilidades históricas repartidas por la Chec entre sus accionistas deben ser vistas como lo que son, una buena noticia para la región que en esta empresa fundada con visión por unos caldenses a mediados del siglo pasado desarrollaron el potencial hídrico que se tenía y se dieron cuenta de que allí se abría una posibilidad de desarrollo importante. No obstante, es bueno que se tome la Junta Directiva la tarea de analizar la posibilidad de premiar a los usuarios que se destacan en el mercado nacional por ser buenas pagas y favorecerlos en su bolsillo. Si eso se lograra, sí que con razón los caldenses apreciarían más los buenos resultados de la empresa, de lo que ya la aprecian.