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Manizales se ha caracterizado por tener una especial preocupación por la calidad educativa y por el buen nivel de sus universidades en medio del contexto colombiano. Paradójicamente, pese a que siempre sus gobernantes hablan de la educación como un asunto fundamental, los resultados académicos en los niveles de Primaria y Secundaria no están entre los mejores del país, y la cobertura también tiene aparentes retrocesos, al parecer, por la cada vez menor cantidad de población infantil que demanda servicios escolares. Eso es, por lo menos, lo que se lee en las estadísticas del DANE.
 Adicionalmente, aunque en Manizales y Caldas, comparados con otras regiones colombianas los programas de transporte y de alimentación escolar funcionan relativamente bien, es recurrente que no se dispongan los presupuestos suficientes para tener cobertura para todos los niños y jóvenes estudiantes que lo necesitan durante todo el año, y siempre es un gran desafío para las administraciones, específicamente para las secretarías de Educación, cumplir cabalmente esas tareas.
 Por eso, lo deseable también es que al frente de esas dependencias haya estabilidad de los funcionarios, porque es fácil que se rompa la ejecución de programas clave o que tomen rumbos diferentes, cuando hay tantos cambios como los que se han dado en la Administración Municipal, que desde el 2020 ya cuenta con cuatro secretarios de Educación distintos, cada uno con enfoques diferentes. 
 En la Secretaría de Educación Departamental se ha dado una mayor estabilidad, con un secretario que, inclusive, ya había estado en el pasado en esa misma posición, como Fabio Arias, pero que ahora sale para asumir la Rectoría de la Universidad de Caldas. Lo complejo para la educación básica y media en la región es que su salida coincide con un nuevo cambio en la Secretaría de Educación de Manizales. No obstante, al llegar a la principal universidad de la región, y con su innegable conocimiento de lo que ocurre en escuelas y colegios de Caldas, la expectativa es que ayude a una mejora integral de la educación desde el preescolar hasta la educación superior.
 Quienes asumen las dos secretarías tienen 13 meses para desarrollar un trabajo que apunte a que la educación tenga la atención que merece. No solo tienen que garantizar que se cumplan los objetivos de transporte y alimentación escolar todo el año, sino que tienen que impulsar con mayor determinación las mejoras en cobertura y calidad, las cuales siguen rezagadas, pese a todos los esfuerzos que se han hecho durante años. En el caso específico de Manizales una tarea urgente es reabrir el Inem, como ha sido el compromiso del alcalde, Carlos Mario Marín.

Esperamos que haya un buen remate de ambas administraciones en los temas de educación en lo que les queda de gestión, y que ojalá los nuevos gobernantes que asuman en el 2024 tengan un mayor compromiso con ese sector, que es vital para el desarrollo y el crecimiento integral de una región. Si, en realidad, queremos ser y mantenernos como ciudad educadora tenemos que destacarnos en el país en todos los niveles, desde el más elemental hasta el de doctorados.