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Hay dos preocupaciones en el Plan Nacional de Desarrollo en materia de educación superior: el acceso para personas que tienen restringidas las posibilidades de llegar a la universidad por factores diversos y la financiación para quienes puedan acceder a ella sin que esto se les convierta en un lastre. Para solucionar lo primero, el Gobierno propone crear 500 mil nuevos cupos dirigidos a personas de estratos uno, dos y tres que tienen dificultades de acceder a este privilegio por falta de instituciones en las regiones o por carencia de espacios. En el otro frente anuncia una reestructuración enorme del Icetex, que ya empezó.
Los rectores de las universidades se reunieron hace tres semanas en la Universidad de Caldas en el Congreso 152 de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascun). Allí pidieron que se arranque pronto con la ejecución de la iniciativa para cumplir en el cuatrienio. Advierten que las privadas están en capacidad de participar de este reto y que programas como Ser Pilo Paga y Generación E demostraron que es posible aprovechar el sistema mixto de educación superior que tiene el país, entre privadas y públicas.
El Gobierno Nacional aún no explica cómo financiará el aumento de los cupos y esto tiene inquietos a los rectores, pues las públicas temen que los recursos de la Nación sean insuficientes, mientras que las privadas piensan que puede generarse un desbalance frente a las públicas. Es importante que se amplíen los cupos, pero tiene que buscarse la manera de involucrar a las mejores universidades sin distinciones, que sea el premio a quienes han hecho esfuerzos por la calidad educativa. La obligación del Estado es brindar acceso a la educación, pero no tiene que hacerlo con instituciones públicas exclusivamente.
Es un interesante momento para que el Ministerio, de la mano de las universidades, revise hasta dónde se está formando a los estudiantes para el exigente mundo de hoy; qué tan fácil es adaptar los currículos a los requerimientos del mundo laboral y de las exigencias tecnológicas; qué se está haciendo para enfatizar en la necesidad de seres éticos; cómo están impidiendo que el credencialismo y el academicismo impida el diálogo con otras realidades, hasta dónde la presión por que todos tengan un título universitario está impidiendo atender las necesidades en saberes técnicos y prácticos, revisar si las investigaciones se están quedando en los anaqueles y no logran las transformaciones que deberían provocar, entre otros temas.


La existencia en Manizales de la Alianza Suma, la apertura de una sede de la Universidad de Caldas en La Dorada, la presencia del CINOC en Pensilvania son buenos ejemplos de lo que se puede potenciar en nuestra región, que tiene mucho para enseñar en alianzas público privadas alrededor de la educación y de esta con el empresariado. Haría bien el Gobierno nacional en entender lo que aquí sucede y apoyar la propuesta que se estudia en el Congreso de la República para hacer de Manizales Ciudad Eje del Conocimiento un distrito especial, que conecta con la idea del presidente de hacer de esta la ciudad cerebro de Colombia, de la que aún no hay claridades.