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Gran polémica se armó tras el anuncio de la salida de Ecopetrol del gerente Felipe Bayón Pardo, quien estaría en la empresa hasta el final de marzo. Y no es para menos, una evidencia de que ese es un movimiento inconveniente en la principal empresa estatal colombiana es que su acción cayó el viernes en un 3,19% en la Bolsa de Valores de Colombia (pasó de $2.693 a $2.607), lo cual es una mala noticia para las finanzas del Estado.
Pareciera que la ministra de Minas, Irene Vélez, quien no se cansa de repetir la torpeza de que no habrá nuevas exploraciones ni explotaciones de yacimientos de petróleo y gas natural en el país tendrá con esto la peligrosa oportunidad de influir para poner al frente de la empresa a alguien que esté dispuesto a impulsar una estrategia en ese sentido, lo cual puede convertirse en un verdadero descalabro para el país.
Todo indica que no fue atendida la recomendación del ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, de esperar hasta mediados del año para pensar en un relevo de la cabeza de Ecopetrol, como una forma de mantener tranquilos los mercados y ayudar a que la tendencia de caída del dólar frente al peso se consolidara. Todo indica que a la Junta poco le importó esa preocupación del ministro y decidió apurar un cambio que no le sirve a nadie, y que pone en grave riesgo a la importante empresa petrolera, que solo el año pasado arrojó utilidades por $27 billones, una cifra que debería llevar a reflexionar sobre el impacto que tendrá esta decisión equivocada.
Bayón, de 55 años, ha estado en el cargo por cerca de 7 años con resultados excelentes, inclusive en lo referente al proceso de transición energética que tanto dice preocuparle al actual gobierno, del presidente Gustavo Petro. De hecho, ayer mismo se estaban inaugurando nuevas instalaciones del tercer parque solar, y vienen en camino nuevos proyectos de energías alternativas impulsadas desde la gerencia de Ecopetrol. Su salida se convierte en un sinsentido y pone en peligro la joya de la corona del erario nacional.
Sería un exabrupto que este movimiento solo persiga allanar el camino al fundamentalismo ambiental de la ministra Vélez, quien lástimosamente es secundada en su locura por el presidente Petro. No puede jugarse con semejante irresponsabilidad con la principal fuente de recursos y menos en un momento en el que las perspectivas del sector son tan favorables para las exportaciones del hidrocarburo, con un mercado en el que la escasez hace que los precios internacionales estén altos.

Un objetivo mayor, inclusive, debería ser que el país mantenga la soberanía energética, lo que es considerado un valioso activo para cualquier nación que quiera desarrollarse. Equivocarse en algo tan vital, solo por un capricho sin fundamento es un error que Colombia no puede permitirse. Esperamos que haya sensatez en lo que viene para Ecopetrol y que el nuevo gerente ayude a fortalecer la empresa y mejorar su desempeño, y nunca colaborar a su marchitamiento.