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El manejo de los residuos sólidos se volvió un problema mundial y las cifras lo ratifican. Según la ONU, cada año en las zonas urbanas se generan entre 2.100 millones y 2.300 millones de toneladas en desechos de: alimentos, empaques, artículos para el hogar, productos electrónicos, ropa, zapatos, productos de higiene; sin contar los residuos agrícolas, ni los de las construcciones, ni los industriales. Es tan grave, que asegura que de seguir con un nivel de consumo tan excesivo, al 2050 (en 26 años) la cifra casi se duplicará llegando a 3.800 millones de toneladas anuales.

Si hay problemas para la disposición final de las basuras en ciudades, pueblos y campos; sobre todo en donde no existen espacios ni procesos adecuados de tratamiento, lo que vendrá es que se siga acelerando la crisis climática y la contaminación ambiental, que afectan a los humanos y a la biodiversidad. Al ir desescalando las cifras y acercándolas a nuestro entorno, Colombia produce 12 millones 45 mil toneladas de residuos al año, y una ciudad intermedia como Manizales generó 124 mil 746 toneladas en el 2023, de acuerdo al reporte de Emas.

El ciclo de los residuos empieza con la generación en residencias y comercios, y al no separarlos para su reciclaje se está impidiendo el aprovechamiento de materiales como se debería. Ahí hay una oportunidad económica para muchas personas, pero se está dejando escapar por no incurrir en esta práctica. Del total de toneladas que produce anualmente Colombia, solo se recicla solo un 16,5% el resto son enterrados en los rellenos sanitarios. Para el caso de Manizales, se recogieron 6 mil 112 toneladas de material aprovechable que representaron 32,3% más que en el 2022 y eso está bien porque significa que hay más conciencia.

Esta capital pasó de tener por décadas un nocivo botadero de basura a cielo abierto junto a la quebrada Olivares, a un relleno sanitario, La Esmeralda en la vía a Neira, que actualmente trabaja para convertirse en Parque Tecnológico Ambiental. Allí hacen disposición de basuras, tratamiento de lixiviados (líquidos que producen los residuos y son contaminantes), captura y quema del metano para mitigar los impactos en la capa de ozono y compostaje; pero si las personas hicieran separación de residuos, además de sacarlos los días y los horarios establecidos por Emas, se agilizaría todo el proceso. Habría más apoyo socioeconómico a quienes viven del reciclaje y se aportaría a cuidar el medio ambiente.

En el Plan Nacional de Desarrollo hay un programa de Basuras Cero para fomentar las economías circulares, pero se debe pasar a formular una política pública orientada a que cada vez haya menos botaderos a cielo abierto y más parques tecnológicos ambientales donde se haga transformación de productos, como viene ocurriendo en Manizales; política que debe tener un fuerte componente educativo y de cultura ciudadana, porque lo problemático más que ser la operación de los residuos es la generación, y en eso la responsabilidad es de todos.