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Este 2024 fue redondo para los cafeteros en Colombia: precios altos, que alcanzaron los $2,8 millones por carga de 125 kilos; buena producción del grano, que podría concluir este año por encima de 13 millones de sacos, dos millones más que el año pasado, y mayor calidad. Sin embargo, no es para cantar victoria y salir a gastar o a endeudarse como si se estuviera en época de bonanza. Compartimos el llamado que hizo el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Germán Bahamón, a mantener la austeridad y administrar con cautela.
El cultivo del café vuelve a demostrar que es músculo de la economía nacional. En el tercer trimestre del año el crecimiento económico fue del 2%, impulsado principalmente por el sector Agricultura, donde está el café, que participó con un 33,6%. También es de resaltar, y toca a Caldas, que gracias a las investigaciones y desarrollos alcanzados en Cenicafé, que opera en zona rural de Manizales, muy cerca a Chinchiná, se han logrado establecer procesos para tener plantaciones resilientes a los cambios climáticos, y hoy se puede decir que aunque hayan pasado casi unos 36 meses de Fenómeno de La Niña se salió adelante con la producción, distinto a lo que ocurrió en otros países cultivadores.
Sin embargo, no se puede olvidar que el café es un cultivo de periodo y las ganancias de hoy deben servir para balancear las pérdidas de ayer. El 2023 no fue rentable para los cafeteros, muchos trabajaron a pérdida. Las buenas condiciones deben servir para generar ahorros, empezando por la institucionalidad cafetera y derivándose a los cultivadores. Como también dice el gerente de la Federacafé, se requiere de nuevo un trabajo articulado con el Gobierno nacional para buscar planes de fertilización, que como parte de las buenas prácticas agrícolas, es de lo más importante para ser productivos y rentables; sin olvidar la necesaria renovación de cafetales.
Una buena posibilidad es la que plantea la Federación, para que los dineros del Fondo de Estabilización de Precios del Café (FEPC), destinados a proteger el ingreso de los caficultores, se usen para mejorar la fertilización y la renovación, proteger los cafetales con problemas de broca y roya, y activar mecanismos para mejorar el ingreso; además de apoyar a las cooperativas de caficultores. No es momento de que el Gobierno nacional proponga aumentar en un centavo de dólar la contribución cafetera, aporte que está en 6 centavos de dólar por libra de café exportada. Fue una negativa que se proclamó en el reciente Congreso Cafetero realizado en Bogotá.


El buen momento que atraviesan los cafeteros, en definitiva, debe ser para mejorar las condiciones de cultivo y la calidad del café, de manera que permita posicionar este producto en más lugares del mundo e incluso dentro del país. No se puede olvidar, como expresa el gerente de la Federacafé, que lo que ocurra con el café marca el desarrollo de 603 municipios, ahí se está hablando del 54,6% de los 1.104 que tiene Colombia; es decir que un poco más de la mitad del país es cafetero. Por eso ni los productores, ni el Gobierno pueden creer que están en bonanza cafetera.