Fecha Publicación - Hora

Quienes ven excelentes oportunidades de negocio invirtiendo en criptomonedas y han puesto recursos en este tipo de activos digitales, hoy se lamentan por su caída de valor. El desplome en los mercados financieros comenzó el año pasado, cuando a diciembre el bitcoin, por ejemplo, perdió un 64,39% del precio y ese 2022 se catalogó de los peores años para esta moneda digital. Pero lo mismo sucedió con otros criptoactivos como la moneda Terra y el imperio FTX, cuyos promotores fueron malgastando la credibilidad en medio de escándalos financieros, legales y hasta penales que golpearon su buena imagen en las economías del mundo.
Transcurrido casi un semestre del 2023 las cosas no han mejorado para los activos digitales y se mantiene la preocupación entre inversionistas. La Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC por su sigla en inglés) demandó a Binance, considerada la mayor criptoplataforma del mundo, y a Coinbase, la única que cotiza en la Bolsa de Wall Street. A Binance la acusa de operar ilegalmente en Estados Unidos al evadir durante años la supervisión regulatoria y de poner en alto riesgo los activos de los inversionistas; a Coinbase porque ha funcionado sin estar registrada como bolsa de valores o como corredor de bolsa.
El martes, la SEC presentó una moción de emergencia en la Corte Federal de Washington para solicitarle a un juez que congele los activos de Binance con el objeto de darles garantías a los clientes. En el fondo la SEC apunta es a demostrar que se necesita implementar un sistema regulatorio que no se está aplicando a las criptomonedas, todavía se mueven en un libre ecosistema manejado por expertos para actuar a su antojo en el mundo digital, muchos a costa del dinero de otros que son los que están perdiendo al poner en cuestionadas billeteras electrónicas parte de su patrimonio.
Colombia no ha sido ajena a esta alternativa, no tanto entre inversionistas institucionales, sino en pequeños o minoristas que durante la pandemia y los años posteriores le apostaron a esta forma de negocio, incluso los que lo hicieron a pequeña escala solo por conocer de este mundo que se mueve bien lejos del país con desconocidos personajes. Lo que se está viendo ahora es que los criptoactivos han sembrado desconfianza. La revista Fortune publicó un gráfico bastante ilustrativo en el que muestra la caída en picada del capital recaudado por criptoempresas, pasando de 21,6 billones de dólares en el 2022 a 0,5 billones a mediados de mayo de este año.


No será fácil levantar la imagen de las criptomonedas, hoy venida a menos. Solo una regulación eficaz de los gobiernos a través de la expedición de un marco legal, con mecanismos efectivos que blinden del riesgo a los inversionistas, podrá retornar la confianza para devolverle vida al negocio como fue concebido, incluso hasta llegar a ser una moneda de utilidad para las sociedades y las economías. Tener que someterse a parámetros legales servirá de tamiz para dejar pasar solamente a quienes cumplen las normas y buscan el beneficio económico de sus empresas, pero en especial el de sus clientes.