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En términos generales, la Feria de Manizales que acaba de terminar arroja un balance positivo, pese a los infaltables lunares sobre los cuales debe reflexionarse para encontrar soluciones pertinentes hacia el futuro. Si pensamos en cada una de las actividades del programa, la gran mayoría salieron muy bien, aunque siempre es posible mejorar. Un factor que no ayudó al logro de mejores resultados fue el de las lluvias que fueron intensas en varios momentos del evento, y pese a que no implicó cancelación de eventos, sí los perjudicó de alguna manera.
Un punto que genera serios cuestionamientos es el de la cabalgata, que sigue generando polémicas alrededor de la participación de algunas personas que no atienden normas, que beben licor en medio del recorrido, que maltratan a los caballos y que en lugar de presentar un buen espectáculo prefieren actuar de manera bochornosa. El objetivo de la cabalgata es bueno, sobre todo por las actividades sociales y de beneficencia que reciben recursos, y por eso sería bueno que el próximo año pueda hacerse una cabalgata más ordenada.
Con relación al Reinado Internacional del Café, que dejó como ganadora a la representante de Colombia, el términos generales fue un buen certamen, en el que fue bueno integrar en los desfiles una variada y numerosa participación de agrupaciones folclóricas, así como también fue acertado integrar una carroza colorida y de gran calidad en su confección, al estilo de los carnavales de Barranquilla y de Blancos y Negros de Pasto. No obstante, hay críticas fundadas a la conformación del jurado del Reinado y a la iluminación del Desfile de las Naciones, la cual debe mejorarse si se persistirá en hacerlo en la noche.
En cuanto a la tauromaquia, el balance también resulta satisfactorio en cuanto a la calidad del espectáculo, por el nivel de los toreros que protagonizaron las corridas, la cantidad de orejas cortadas y hasta por los indultos a toros. La asistencia a la plaza, a la espera del informe consolidado, estuvo en buen nivel, lo que no solo demuestra que sí hay suficiente afición que exige que las corridas sean el corazón de la Feria, sino que sería un grave error tratar de prohibir la fiesta brava en Colombia, como lo pretenden hacer algunos políticos que con exceso de fanatismo no se fijan en las negativas consecuencias que tendría una decisión como esa. Solo pensar en los efectos económicos para una feria como la de Manizales, genera enorme preocupación. 
Los conciertos y programación popular también tuvieron sus altas y bajas. Mientras que los conciertos gratuitos en la Plaza de Bolívar, por ejemplo, y el espectáculo del tango, entre otros, salieron bastante bien,  pese a la lluvia. Algunos desórdenes en las arrierías y la baja asistencia al Gran Concierto en el estadio Palogrande, fueron lunares que dejan enseñanzas que no pueden ser ignoradas. 

La actual administración, pese a que no será la ejecutora de la próxima Feria, tiene la responsabilidad de que los preparativos sean los mejores, tomando en cuenta la experiencia de los eventos anteriores. Esta vez hay un reto especial y es que entrará a operar la Secretaría de Cultura y el Instituto de Cultura y Turismo de Manizales tendrá que definir su misión. La meta siempre tendrá que ser tener cada vez una mejor Feria.