Salamina es hija de la colonización antioqueña y hoy que celebra sus 200 años de fundación debe tenerlo presente para seguir construyendo futuro, sin olvidar su pasado. Surgió de procesos de tierras que hacia el año 1800 dirigía la corona española a través de las concesiones, entre ellas la Aranzazu. Esto dio lugar a luchas y disputas que fueron dejando terrenos en los que el 8 de junio de 1825 se da como fundada esta población por el esfuerzo y tenacidad de reconocidos hombres como Fermín López, Nicolás y Antonio Gómez, Francisco Velásquez, Juan José Ospina, Carlos Holguín, Pablo Manuel López que forjaron las primeras construcciones.
La colonización se enraizó allí con toda su cultura y tradiciones, desde donde se fue irrigando a otros puntos del departamento, incluyendo Manizales. Salamina llegó a ser reconocida por ser ruta de los arrieros que transitaban los caminos de herradura y porque fue obteniendo un desarrollo económico y social atado al cultivo del café que ya empezaba a dar suculentas ganancias. Por allí ingresó también la influencia europea, reflejada en buena parte en construcciones que si bien daban cuenta de sistemas de edificación tradicionales en tapia pisada y bahareque, sus diseños buscaban replicar al viejo continente.
Gracias al arraigo y pertenencia de las familias, el Centro de Salamina se constituyó en patrimonio arquitectónico y cultural. Ya en épocas más recientes obtuvo logros que deberían ser orgullo de sus habitantes y un objetivo como municipio por mantenerlo vigente. Fue declarada Monumento Nacional en 1982, Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional en el 2005 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO dentro del Paisaje Cultural Cafetero en el 2011. Son motivos suficientes para volver a promocionar a Salamina como municipio de especial atractivo turístico, buscar recuperar lo que haya perdido con el paso de los años y las dificultades económicas.
La celebración de este Bicentenario debería servir para que la Alcaldía y las organizaciones de la sociedad civil, con apoyo decidido de la Gobernación de Caldas, faciliten y promuevan la conservación de estas construcciones. No puede dejarse ir al piso lo que podría llegar a ser el detonador de un importante desarrollo turístico al hay que unir el Bosque de Palma de Cera La Samaria en San Félix y otros sitios que pueden convertirse en una interesante ruta ambiental; incluyendo también la importancia religiosa de Salamina con su Basílica Menor de la Inmaculada Concepción y otros templos de renombre.
Infortunadamente, no se celebra el bicentenario con una gran obra o proyecto que le quede al municipio. Para que no sea una fiesta más, sería un buen regalo otorgar beneficios y exenciones tributarias para facilitar a los propietarios de los predios la restauración y conservación del patrimonio, sin tanta traba y trámite que lo hagan sentir como un peso. Hay que buscar que el Gobierno nacional a través del Ministerio de las Culturas y el de Comercio, se vuelvan a interesar por Salamina como destino, ese reto también se incluye hacer gestiones por el mejoramiento de las vías. Llegar a 200 años no puede pasar inadvertido para alcanzar lo que verdaderamente necesita Salamina.
