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Pocas promesas ha cumplido el Gobierno de Gustavo Petro en lo que a educación superior se refiere. Abrirían 500 mil nuevos cupos en universidades públicas, crearían 150 Instituciones de Educación Superior (IES) y reorganizarían el Icetex. De todo esto, poco han logrado concretar, y el mal momento del sector se detonó en los últimos días por la suspensión de las convocatorias del Icetex para los estudiantes en el 2025. Todo debido a la falta de recursos.
Son muchos los estudiantes en ascuas, hay quienes calculan que serían unos 200 mil, sin saber qué va a suceder el próximo año, si podrán continuar o iniciar sus estudios en el país o en el exterior con los créditos del Icetex. Esto se da a pesar de que el ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, y la presidenta encargada del Icetex, Patricia Abadía Murillo, sostuvieron que tienen garantizados los recursos para renovaciones de ayudas a 140 mil jóvenes, pero que todavía no abrirán convocatorias nuevas para el 2025 por no contar con todos los recursos.
También hay nerviosismo de miles de familias porque en el Icetex tienen una opción institucional para brindar educación superior a sus hijos. Lo más temerario de lo que viene sucediendo con el Icetex es que los ministros de Educación y el de Hacienda, Ricardo Bonilla, se estén responsabilizando mutuamente del desgreño financiero de la entidad y al final del día ninguno asume las riendas para resolver lo más pronto la situación, pues los pagos del segundo semestre a las universidades no terminan de llegar. Se indica que el Icetex enfrenta este año un déficit de $420 mil millones, que está afectando los giros a universidades, especialmente las privadas.
La propuesta del Gobierno es que el Icetex pase de ser entidad financiera especial y se convierta en un banco de primer nivel, el Banco del Saber, que les preste a los estudiantes, pero con los ahorros de la gente y de las empresas. No es razonable crear un banco estatal para competir con los demás. El Gobierno debería pensar más bien en valerse del sistema financiero para que les preste a los universitarios y desde el Estado dar un subsidio a la tasa, como sucede con la vivienda; los bancos tendrían mayores incentivos para hacer los créditos. Así funciona en otras partes del mundo y es un modelo exitoso, entre otras figuras, como las becas de las universidades.

Menos sensato es querer ir socavando, con esta medida, las universidades privadas para llevarlas a una crisis como viene ocurriendo con el sector salud y de esa manera empezar a estatizar. En Colombia son muchos los logros del sistema educativo gracias a la alianza entre el sector privado y el público, prueba de eso es Manizales, donde todas las instituciones han logrado complementarse, sin dejar de existir ninguna, y ofrecer todas lo mejor para ampliar la cobertura, mejorar la calidad y los programas. ¿Cuántos estudiantes van a tener que suspender sus estudios porque no tienen cómo seguir pagando estos créditos de su propio bolsillo? No es poniendo en riesgo la matrícula como se va a conseguir una educación de calidad.