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Se sigue fortaleciendo en el contexto mundial el liderazgo del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien logró una positiva respuesta de sus homólogos para la cumbre que realizó el martes en Brasilia, a la que asistieron 11 mandatarios de naciones suramericanas, entre ellos el presidente de Colombia, Gustavo Petro. Entre los ausentes se contó la presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien ha sufrido fuertes críticas de los mandatarios de Venezuela, Colombia y Bolivia. Por impedimentos internos envió en su representación al primer ministro. Un encuentro sin participación femenina.
Culminó con el establecimiento del Consenso de Brasilia, que contempla tareas como las que encomendaron a los cancilleres para que elaboren una hoja de ruta que impulse una integración regional como parte de las soluciones para afrontar desafíos compartidos entre los países. A pesar de ser gobernantes de diferentes tendencias políticas e ideológicas coinciden en que tienen que abordar iniciativas de cooperación social y económica; las primeras con enfoque de género y las segundas relacionadas con compromisos para fomentar el comercio y las inversiones. Hasta ahí, todas son medidas loables para el subcontinente.
El punto controvertido de la cumbre de presidentes del sur y que no le generó tantos réditos a Lula fue en materia de democracia. Con razón el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, rechazó que el brasilero descalificara con el término narrativas lo que sucede en Venezuela, cuando allí se ha incurrido en ausencia de garantías democráticas y violaciones de derechos humanos. Por esto, advirtió a los mandatarios que no se debe tapar el sol con un dedo. Cuestionó que en el Consenso se incluyera el tema de la defensa de la democracia, cuando en el vecino país se vive lo contrario.
La Cumbre quiso dar puntadas para el resurgimiento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), a la que regresó Brasil con este nuevo mandato de Lula. En sus mejores momentos esa organización tuvo 12 países miembros, pero en la actualidad solo cuenta con 7. Petro ya anunció que ha decidido reintegrar a Colombia a ese grupo, pero deberá hacerlo por los canales establecidos en Colombia para ratificar ese tipo de acuerdos y eso pasa por el Congreso. Desde que el anterior Gobierno retiró al país de esa organización no parece que hubiera hecho falta tal congregación. El presidente brasileño busca retomar la cooperación entre países, dejar a un lado las diferencias ideológicas y actuar en bloque para afrontar problemas globales e individuales, pero será muy difícil si no se subsanan crisis como las que vive Venezuela, y sobre las que hasta el presidente de Chile, Gabriel Boric, piensa que no puede significar meter debajo de la alfombra principios fundamentales y realidades serias como las que allí se dan.


Lula dejó claro que de volver a juntarse, los países suramericanos podrían llegar a ser la quinta economía del mundo, pensando incluso en una moneda propia. El fin de una reunión de esta categoría fue restablecer el diálogo, y no ocurría desde el 2014, cuando fue la última cumbre de Unasur hace nueve años en Quito (Ecuador), pero esa entidad criticada por haber sido creada en el 2008 con sesgo político y tendencia izquierdista, nada bien le hará a los problemas comunes suramericanos. El mundo ha cambiado y deben surgir nuevas formas de integración que se ajusten a las realidades de sus pueblos.