Siendo alcalde Carlos Mario Marín, en abril del 2021 fue duramente criticado porque durante cinco meses no hizo nada para nombrar gerente del entonces Instituto de Cultura y Turismo de Manizales, a pesar de en todo ese tiempo tuvo a Camilo Naranjo como encargado y transcurrido este periodo, finalmente lo nombró en propiedad. Sin jefe titular también estaban para esa época las gerencias de Assbasalud, Aguas de Manizales, Asociación Cable Aéreo, y la Secretaría de Educación. Eran reproches con motivación justificada.
Cuatro años después y bajo administraciones distintas se empezaron a tener interinidades en la Alcaldía de Manizales y en la Gobernación de Caldas por la salida de funcionarios de libre nombramiento y remoción de los gabinetes. El alcalde, Jorge Eduardo Rojas, estuvo dos meses sin nombrar gerente titular de la Promotora de Eventos y Turismo, en la que designó esta semana a Juan Pablo Marín, quien había estado encargado de ese puesto durante estos meses. Es decir, repitiendo las criticadas formas por las que optó Marín durante su Administración.
Rojas sigue manteniendo vacancias de directivas en la gerencia de People Contact, de donde salió Juan José Silva el 30 de marzo de este año porque renunció, y no ha designado en propiedad a un nuevo gerente. Tiene como encargado al secretario general de Infimanizales, Esteban Restrepo. Se le suma la Oficina de la Internacionalización; su primer director, Jonathan Ballesteros, renunció y estuvo en el cargo hasta el 15 de este mes, posición que sigue también sin proveer por el alcalde. La Gobernación de Caldas tampoco se escapa. Aunque Daissy Lorena Alzate, quien se desempeñaba como secretaria de Desarrollo, Empleo e Innovación, anunció su renuncia desde finales de abril para hacerla efectiva a partir del 12 de mayo, el gobernador, Henry Gutiérrez, tampoco ha nombrado todavía un nuevo secretario.
Todos estos casos tienen que ver con el personal de confianza de los mandatarios, que son de libre nombramiento y remoción, y para reemplazarlos se sabe que pueden mediar muchas consideraciones, incluyendo los compromisos con los grupos políticos que los respaldan. Tener encargados en niveles directivos puede ocasionar traumatismos en el desarrollo de los procesos, especialmente en el cumplimiento de los objetivos estratégicos que son los que están enfocados en alcanzar metas de los planes de desarrollo. Se interrumpe la continuidad debido a los empalmes y puede haber lentitud y dificultades en la toma de decisiones si quien asume no está cualificado. Lo que dicen expertos es que son entre dos y tres meses para que un directivo haga el empalme y asuma las responsabilidades.
Es cierto que la legislación colombiana contempla la delegación, la desconcentración y la asignación de funciones; y que el funcionamiento del Estado no se detiene porque también existen funcionarios de otros niveles para que cubran estos faltantes, pero si los cargos directivos existen es porque se requieren. Demorar los nombramientos no es nada positivo para la administración de lo público, además porque obliga a tenerles que duplicar tareas a los funcionarios que quedan encargados, casi siempre desempeñando su cargo y el que le encomendó el gobernante. El llamado es a que traten de evitar esta situación y agilicen los nombramientos para no afectar el servicio público.
