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Un vehemente comunicado emitió la Comisión por la Diversidad de la Cámara de Representantes repudiando lo que dijo en entrevista el general Henry Armando Sanabria Cely, director de la Policía Nacional, sobre temas como el uso del condón, el VIH, la comunidad LGBTIQ. También desató entre congresistas de distintos partidos políticos, como los caldenses Humberto de la Calle Lombana y Santiago Osorio Marín, una petición al presidente, Gustavo Petro, para que retire del cargo al general o le exija respetar la Constitución.
Pareciera que Sanabria se despojó de su rol como servidor público para dar controversiales declaraciones a la revista Semana, pero portando el uniforme de la institución defendió sus radicales creencias religiosas, olvidando que este es un Estado laico y que como parte de lo público debe ser respetuoso de todos los credos. Echó mano de argumentos tan arcaicos como que el uso del condón es un método abortivo, cuando hasta el papa Francisco ha dicho que es una forma de prevenir enfermedades de transmisión sexual como el Sida.
Afirmó que al menos 12 mil hombres que pertenecen a la Policía Nacional tienen VIH y que lastimosamente en la institución hay una comunidad LGBTIQ grande. Dijo que esto tiene que ver con la falta de educación que les permita ser cuidadosos en lo que hacen. No tuvo en cuenta el general que justamente el uso del preservativo protege del VIH y que contrario a denigrar de esta práctica debería promoverla por medio de una adecuada educación sexual. Como lo dijo la Comisión por la Diversidad, entre 1990 y el 2019 el condón evitó unos 117 millones de infecciones de este virus.
Más que entendible la reacción de colectivos LGBTIQ en el país, al catalogar las declaraciones de homofóbicas y serofóbicas por responsabilizar a este sector de la población de los contagios de VIH en la Policía. Aunque el presidente Petro manifestó que sabe de las creencias del general y que ha sido respetuoso, recordó que tiene que haber separación para que la creencia no afecte las normas constitucionales. Sin embargo, es deber de la Presidencia controlar los excesos y que ningún funcionario del Estado incurra en fanatismo.
El general también exacerbó los ánimos al confesar que desde el 2007 ha estado en operativos de inteligencia de la Policía en los que se ha acudido al exorcismo para atacar los espíritus del mal que están dentro de criminales, narcotraficantes y guerrilleros, e incluso de uniformados que entran a su oficina y por eso ven necesario bendecir las armas antes de salir a un operativo. Indudable encomendarse al Altísimo, para los efectivos que sean creyentes, pero que no sea obligatorio para quien perteneciendo a la institución profese otra religión, que seguramente los habrá.

Una salida en falso la del general Sanabria, quien siendo hombre de reconocidos logros en la Policía por sus actuaciones contra el delito, los borra de un plumazo. Respetables sus posiciones y creencias personales, que deben quedar para otros espacios. No se puede olvidar él que hasta sus palabras deben servir de ejemplo a miles de hombres y mujeres que están bajo su mando para hacer policías más humanos, que es lo que les reclama la sociedad.