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En 13 días el país estará eligiendo en las urnas a las próximas autoridades locales para el periodo 2024-2027. Ya están listas para esa cita las campañas con sus candidatos a alcaldías, gobernaciones, concejos, asambleas y juntas administradoras locales; también lo están las instituciones electorales con toda la parafernalia exigida por la ley para estos casos; muchos electores tienen definido quiénes son los candidatos de su preferencia y por eso también están listos (otros quizás no tanto y aún lo están pensando). Pero la seguridad no está en ese mismo punto para la jornada electoral.

Lo que arrojó el estudio de riesgo electoral elaborado por la Misión de Observación Electoral (MOE) deja una sensación de inseguridad que asusta. Enfatiza que las regiones de mayor exposición son 166 municipios de Colombia (14,8% del total) con algún nivel de riesgo de fraude electoral que incluye la trashumancia, y/o de riesgo por violencia electoral. 83 municipios que conforman cuatro corredores a lo largo y ancho del país están en riesgo extremo porque predominan ambas situaciones, especialmente en Chocó, Nariño, Antioquia y Cauca. En Caldas, por fortuna, no hallaron municipios que reporten riesgo por violencia, pero sí alertaron que 22 de los 27 municipios (81,48%) tienen riesgo de fraude electoral: 8 en un nivel medio, 8 alto y 6 extremo (Manizales, Neira, Palestina, La Dorada, Pácora y Supía).

El Consejo Nacional Electoral inició proceso administrativo para anular en Caldas la inscripción de 13 mil 746 cédulas de ciudadanía, porque lo habrían hecho irregularmente. El total de inscritos fue de 56 mil 623. El número lo considera alto la MOE al sopesar con otras variables como el histórico en el departamento de votos nulos, tarjetas no marcadas y el alto porcentaje de abstención. Para el día de las elecciones debe darse una vigilancia especial de todas las autoridades en los seis municipios con riesgo extremo, más rigurosa que en otras regiones, para que los electores puedan acudir a las urnas sin ningún tipo de presión y evitar fraudes como el popular trasteo de votos, que es la misma trashumancia electoral establecida como delito.

Son artimañas politiqueras de los que buscan llegar a toda costa al poder, abusando del votante con engaños muchas veces, pero también constriñendo con dinero o elementos en especie (de construcción, alimentos, entre otros) para que voten a favor de un candidato específico en lugares distintos a los de residencia de los electores. Para eso utilizan todo un esquema muy bien montado desde las campañas, con gente de confianza, y transportan gratis a las personas hasta lugares adyacentes a los puestos de votación. Cualquier sospecha que se note se debe denunciar ante las autoridades, por eso la importancia de estar vigilantes.

La experiencia de la MOE, porque viene haciendo este tipo de estudios desde el 2007, es que el mapa de riesgo en todos los municipios podría cambiar en los días previos a las elecciones, y lo que no se había identificado brotar como un nuevo peligro que afecta la seguridad de las campañas, los candidatos y los votantes. Lo más sensato es estar preparados para cualquier eventualidad, reconocida o desconocida. Las advertencias están hechas, dejar de actuar frente a ellas sería negligencia.