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El tiempo ya no dará para que salgan al otro lado las tres grandes reformas del Gobierno Petro y se conviertan en leyes. Cursan trámite en el Congreso de la República la de salud, la laboral y la pensional, pero cuál de todas con más reparos. Los partidos políticos y sus representantes en Senado y Cámara, que son quienes definen la suerte de estas iniciativas, al menos pensando en mayorías para que reúnan la votación requerida, no han logrado este año llegar a consensos que permitan decir que en los 13 días que le faltan al periodo ordinario de sesiones en ambas cámaras serán suficientes al menos para sacar adelante una de ellas.
Hay que aclarar que esto se dará si los congresistas de Gobierno no acuden a la aplanadora de las mayorías que conforman con estrecho margen y se van a votar a “pupitrazo” y a toda carrera; sin el menor recato de incurrir en un trámite de ley carente de discusiones, debates y solicitud de estudios técnicos y argumentaciones serias para proyectos de ley tan delicados, porque buscan es cambiar de tajo asuntos que tocan la calidad de vida y los derechos de todos los colombianos. El pupitrazo es una vieja práctica en el Congreso, ha ocurrido históricamente con otros gobiernos y el actual, que se promueve del cambio, tampoco ha estado exento.
En las manos de los congresistas está el futuro del sistema de salud, es decir la vida de 51 millones 600 mil personas, con todos los bemoles que esto representa en materia de prestación de servicios y el mantenimiento de la cobertura en especialistas y suministro de medicamentos para quienes son pacientes en tratamiento. También recae sobre sus hombros asuntos tan delicados como el empleo y las pensiones. Cualquier decisión mal tomada puede ocasionar la pérdida de puestos de trabajo en el sector privado y arrastrar a problemas fiscales al país difíciles de superar para pagar pensiones como se ha planteado y lo han advertido sectores económicos y gremiales.
Dura tarea la que les espera, por eso es que no vemos tiempo al 20 de junio para hacerlo de forma responsable en sesiones ordinarias. La más adelantada en Cámara es la reforma a la salud, que está para debatir en plenaria, pero algunos partidos han pedido archivarla por considerar que es un proyecto que tiene falencias imposibles de superar y se debe reformular. La laboral y la pensional apenas están en comisión, que es el primer paso de cualquier proyecto de ley. Esa crudeza en que están las tres iniciativas y las diferencias marcadas incluso entre partidos de Gobierno, que no logran llegar a acuerdos sobre los puntos fundamentales, lleva a pedirles que sigan sus debates de manera tranquila, pero no se vayan a una votación a la carrera y por cumplirle y apoyar al presidente Petro.

Los escándalos por los audios de Armando Benedetti, exembajador en Venezuela, que salpicaron la campaña del presidente por una presunta financiación sospechosa y el de Laura Sarabia, que fue jefe de gabinete presidencial y mano derecha de Petro, podrían arrojar a los partidos de Gobierno a querer agilizar a como dé lugar el trámite de las reformas, más como una medida de choque para levantar los cuestionamientos y dirigir la atención a otros temas. Ojalá no ocurra así, más bien hagan frente a lo que determinen las investigaciones, que las movilizaciones programadas para hoy transcurran en completa calma y sin violencia, y que el anuncio que hizo el presidente de la Cámara, David Racero, de congelar el debate de las reformas, mientras le hacen ajustes y se someten a discusiones de fondo, sea entendido y apoyado por el resto de congresistas, así sea en sesiones extraordinarias.