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El 2023 será un año de elecciones regionales. Los mandatarios actuales deberán también elegir, pero para saber qué obras priorizar o para asumir que lo prometido no se podrá hacer como se tenía previsto. Es normal que desde la barrera, cuando se es candidato, se piensen muchas cosas, pero la realidad amarga es que administrar lo público es tarea más complicada de lo que la mayoría se imagina o cuestiona. Por eso, después de tres años en sus cargos, los mandatarios deben tener un sentido de realidad que les permitirá decidir sobre su futuro.
La rendición de cuentas es una idea, como tantas en la legislación colombiana, que busca generar un diálogo entre la Administración pública y la ciudadanía. Lo malo es que para cumplir la ley casi todos los funcionarios optan por hacer cada seis meses un informe de gestión al que acuden sus más allegados, en escenarios en los que no hay espacio para controvertir. Desde hace varios años, LA PATRIA consciente de esto, ha intentado al final del año publicar un balance directamente con los alcaldes de Caldas y con el gobernador, con el fin de lograr un diálogo más amplio con los mandatarios. Una manera de asumir el rol de periodistas regionales es abrir nuestras páginas para que las comunidades se enteren de lo que hacen sus alcaldes.
No obstante, aunque la mayoría de mandatarios hacen lo posible para dar a conocer sus ejecutorias y sus frustraciones, algunos siguen evadiendo la responsabilidad de responder. El alcalde de Palestina, Mauricio Jaramillo, de nuevo se rehúsa a hablarle a LA PATRIA, en un acto claramente discriminatorio. Así nos lo hizo saber. Es su costumbre no darle la cara a la comunidad, como no asistir a foros. Una forma de incumplir el mandato constitucional y legal de entregar la información pública a quienes la pidan. 
A él se suma el alcalde de Riosucio, Marlon Alexánder Tamayo, quien después de muchas vueltas accedió a que le enviáramos las preguntas por escrito, algo que riñe con nuestra manera de proceder, pero accedimos en aras de incluirlos a todos. Al final declinó responder porque le parecieron preguntas groseras. Acostumbrados algunos mandatarios al incienso y la loa vacía, temen a los periodistas que les trasladan las preguntas que se hace la comunidad en calles y veredas. Una verdadera lástima que no se entienda el ejercicio de la prensa y que se considere que preguntar es atacar.
Los demás alcaldes, algunos con más entusiasmo que otros, decidieron dar su balance, dialogar a través de los periodistas con sus comunidades y encontramos algunos optimistas frente a las metas trazadas y a otros que definitivamente hace rato olvidaron que el Plan de Desarrollo es una carta de navegación. Hay cuatro más, que en su condición de nombrados para remplazar a los detenidos y renunciados por el caso de Las Marionetas, tienen dificultades y quieren imprimir su sello, sin alejarse de lo planeado por sus antecesores, además de recuperar la confianza en lo público, en un departamento que sufrió duros reveses este año por cuenta de la corrupción y la ineficiencia administrativa. 

Los testimonios de los mandatarios que entregamos hoy y mañana permiten a los ciudadanos evaluar las respuestas y definir si ven con los mismos ojos sus municipios como los ven sus alcaldes. Eso generará diálogos y con dialogar se empieza el verdadero ejercicio democrático.