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Poco o nada se enteran los ciudadanos de lo que pasa en la Asamblea de Caldas y el Concejo de Manizales, ni qué decir de los concejos de los demás municipios. Los canales de comunicación con los ciudadanos en épocas de hiperconexión digital de estas corporaciones parecen cada vez más truncados. Pocas decisiones a la hora de votar involucran más emoción que escoger a estos representantes de los ciudadanos, pues se trata de los dirigentes políticos con mayor proximidad.
Esta semana, la Asamblea de Caldas clausuró un periodo más de sesiones. Se destacó la aprobación de proyectos a la Gobernación de Caldas sin mayores cuestionamientos. Entre otras cosas, autorizó al Ejecutivo para realizar un empréstito por 80 mil millones de pesos que se destinarán a las alicaídas vías, entre las que se cuenta la carretera entre Norcasia y La Dorada, en muy malas condiciones, que recibirá la mitad de ese monto. Las vías son progreso, de ahí que son clave estas inversiones, pero es necesario que se rinda cuentas a las comunidades. Llaman la atención los 4 mil millones para señalización vial y los 10 mil millones para el programa Tapando Huecos. A los que se suman 11 mil millones para maquinaria amarilla y 15 mil millones para el importante programa de placas huella, que viene desde hace rato y está cambiando vidas en las áreas rurales, gracias a la colaboración entre comunidades, Gobernación, alcaldías y Comité de Cafeteros.
El Concejo de Manizales reiniciará labores el próximo primero de octubre para un periodo de sesiones que cuando termine dará por cumplida la mitad del tiempo de los actuales elegidos. Seguramente veremos de nuevo desfilar secretarios que rendirán sus informes de gestión, se encontrarán con el proyecto de presupuesto para la vigencia del 2026 y encontrarán nuevos proyectos de acuerdo del Ejecutivo, y es importante que se establezca un control sobre cómo va el cumplimiento del Plan de Desarrollo aprobado el año pasado.
La Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) contaba que ayer convocó a 140 concejales de 27 municipios de Caldas para formarlos en fortalecimiento de competencias técnicas, políticas y sociales, actualizándolos en gestión pública, en transparencia administrativa, en participación, planificación efectiva y desarrollo territorial. Qué bueno que se den este tipo de formaciones, aunque deberían brindarse de manera más sistemática y obligatoria, porque muchos yerros que se cometen en la ejecución de proyectos en nuestros municipios pasan en parte por la falta de rigor técnico y político de los concejales.
Los concejos y la Asamblea son entes coadministradores del ejecutivo. Nada de legislativo municipal o regional, como mal los llaman. Se espera de estos entes mucho más diálogo con las comunidades y que sean control político real de las administraciones de turno, que les ayuden a corregir errores, a advertir posibles fallos, a mejorar la ejecución de sus presupuestos, con mirada de cómo mejorar la calidad de vida de los caldenses. A veces, entre plegarse a los designios de los alcaldes o gobernador de turno o hacerles oposición porque sí, se olvida que han sido elegidos con la esperanza de que cuando termine el cuatrienio dejen unos mejores municipios y departamento. Por eso está bien recordárselos desde esta tribuna.