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Después de mucho debate en el Concejo de Manizales, finalmente fue aprobada la creación de la Secretaría de Cultura de Manizales. La verdad es que la discusión alrededor de su viabilidad de funcionamiento, y acerca de lo que esa dependencia podría significar en términos burocráticos fueron argumentos de peso para que la discusión se diera en la manera en que se dio, pero ante el resultado lo que tiene que hacerse ahora es que se le dé sentido a esa dependencia.
Un objetivo que se ha ido aplazando durante mucho tiempo es que, por fin, se le dé a la cultura de Manizales un norte claro, con unos propósitos de mediano y largo plazo bien definidos, y con una política cultural explícita que permita avance y seguimiento a ese tema, es la oportunidad que ahora se abre con la existencia de esa dependencia, en la que se tiene que tener claro que sus actividades deben tener un gran impacto, y que los recursos no se vayan en, solamente, pagar funcionarios.
Se tiene que encontrar una manera viable para asegurar el financiamiento de esta nueva secretaría, con un presupuesto adecuado que permita apoyar las diferentes manifestaciones artísticas de la ciudad, sin que los actores culturales estén mendigando recursos, sino que con objetivos claros tengan aseguradas al menos una parte de sus actividades. Los excedentes que anualmente genera la Feria de Manizales, que tradicionalmente financian el funcionamiento del Instituto de Cultura y Turismo de Manizales (ICTM), deben complementarse para darle continuidad a los espacios y manifestaciones culturales que le han dado nombre y visibilidad a esta ciudad ante el mundo.
Una gran responsabilidad ahora es concretar de qué forma funcionará el ICTM, si su única responsabilidad será la de organizar la Feria de Manizales, o si será otra oficina distinta la que se encargará de esa tarea en el futuro. Ese es un debate que aún está por darse y del que tienen que desprenderse conclusiones muy claras para que no solo tenga sentido la creación de la Secretaría de Cultura, sino para que quien sea el responsable de hacer la Feria cumpla de buena manera.
Este paso para la cultura de Manizales coincide con la ejecución del proyecto de recuperación patrimonial del edificio de la Escuela Juan XXIII, en el que se invierten cerca de $30 mil millones provenientes del Ministerio de Cultura y de la Alcaldía de Manizales. Es el momento de revisar muy bien lo que se está haciendo allí, para que en el marco de la política cultural que deberá construirse, esas instalaciones sean coherentes con las necesidades reales de las diferentes expresiones culturales.
No puede caerse en el error de simplemente hacer obras en la edificación para luego decirle a un sector de la cultura que ocupe uno o dos salones, sino que las adecuaciones estén concertadas desde antes, para que los espacios se intervengan según las necesidades de cada actividad. Los museos necesitan lugares diferentes a los que puede necesitar una sala de música, por ejemplo, o a los que requiere una biblioteca. Eso tiene que ser muy bien pensado.

Finalmente, la reflexión tiene que ser este paso no sea solo maquillaje para la cultura, sino que se exprese en un asunto de fondo que logre consolidarse un proceso de crecimiento del sector y la mejora cualitativa para cada subsector. No podemos quedarnos en las buenas intenciones, sino que se trascienda hacia las buenas conclusiones en las realidades de la cultura local.