Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
El tiempo convulsionado que trajo el coronavirus afectó también la esfera emocional de las personas, esto a razón de los cambios en las dinámicas de vida. Algunos perdieron sus trabajos, otros abandonaron sus estudios y otro tanto más, entre otras cosas, despidieron a sus parejas. Cosas para las que no se estaba preparado y nadie enseñó a enfrentar. En este contexto resalta el concepto de ecología emocional.
Martha Luz Páez Cala, psicóloga magíster en Estudios de Familia y Desarrollo, explicó el tema que ya hace carrera en su área de desempeño. Y es que muchos ciudadanos han requerido acompañamiento profesional por lo ocurrido durante y después del confinamiento.
"Somos parte de un gran todo. Lo que afecta a una persona, afecta a las demás. Debemos ser más ecológicos emocionalmente. Ser conscientes de cómo estas impactan a los otros, para aprender a gestionarlas y a regularlas", puntualizó.
El gestionar las emociones, según Páez, tiene que ver con el hacernos cargo de ellas, ser responsables de nuestras emociones y aprender a modularlas y/o a controlarlas.
"La ecología emocional se focaliza en el cuidado de las emociones personales, de los vínculos afectivos y de las relaciones con el entorno, con el propósito de cuidar las interacciones consigo mismo y con los demás", además de lo que nos rodea.
No es fácil para todos
La psicóloga señaló que para muchos es difícil el regular las emociones, porque "estas los desbordan, porque consideran que son los demás los responsables de que ellos regulen o no sus emociones".
Agregó que es fundamental no dejar ese control emocional afuera, sino dentro de uno mismo, pues en el momento en que uno se da cuenta de que puede controlar lo interno, a la vez se hace una limpieza emocional. "De eso se trata la ecología emocional, de hacer una limpieza del entorno".
¡A limpiar!
El llamado de la experta es a la limpieza de las emociones, esto para no afectar la psicología propia y la de los otros. Indicó que debe ser prioridad desechar lo tóxico, así eso signifique deshacer vínculos.
"Podemos optar por aceptar la toxicidad o no permitir que nos llegue. Igualmente aprender a dar una salida asertiva cuando las cosas se salen de control, una salida no agresiva ni tóxica, sino una salida regulada y, en ese caso, un equilibrio entre la razón y la emoción".
Así, advirtió Páez, se podrá construir una manera más sana de vivir, de interaccionar y de construir un mundo más positivo. Esto, según la psicóloga, conducirá a tener paz en el mundo interior y a ser más autónomos
"Se trata de buscar un equilibrio entre lo que pienso, lo que siento y lo que hago. Se necesita coherencia. A veces encontramos personas que no tienen coherencia entre su sentir, su pensar y su actuar. Y eso genera un desequilibrio y un desgaste emocional grande".
Para la educación
Para Páez es importante que, desde pequeños, se eduque a los menores para regular sus emociones. Subrayó que lo que no se regula, lo que no se gestiona, con el paso de los años, se hace tóxico, generando desequilibrios que afectan negativamente a la persona y a su entorno.
"Cuando sentimos ira, podemos optar por no expresarla, negarla, es decir, contenerla y eso es tóxico; o con expresarla de una manera desbordada, lo que hace daño a los demás y a nuestro contexto. Se debe hacer de una manera modulada, para no afectar a nadie".
Ni buenas ni malas
"Podemos concluir que las emociones no son adecuadas o inadecuadas, buenas o malas, solo son emociones. Lo inadecuado es si no las controlo, regulo o si salen desbordadas para hacer daño a otros. No hay que confundir el autocontrol con la retención emocional. Quedarse con las cosas no es sano": Martha Luz Páez Cala.
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