Foto | Archivo | LA PATRIA
Las novenas y el tiempo dedicado a ellas resultan lapsos de reflexión tras la partida del ser que ya no está.
"Los seres humanos necesitamos hacer y participar en rituales. Y los rituales funerarios son mediadores terapéuticos", dijo la psicóloga Fanny Bernal en la previa del Día de Muertos, una fecha que sirve para recordar a los seres queridos fallecidos.
La docente de la Universidad de Manizales, profesora de la Especialización en Estudios Interdisciplinarios en Duelos, subrayó que estas ceremonias convocan a familiares y amigos y les posibilitan "palabrear sus emociones".
Del proceso y la superación
Así respondió la psicóloga Bernal Orozco:
¿Qué permiten las novenas y otros rituales?
No solo están las novenas que hacen los católicos, como espacio para el rezo y la conversación. En otras religiones también hay unos momentos de encuentro en los cuales acompañan los amigos. Estos rituales sirven, así mismo, para traer a la memoria emocional la historia que se tejió con el ser querido. Es un reencuentro con los otros, pero también es una mirada reflexiva hacia su mundo interno, para darse cuenta de cómo se está. No solo es orar, los ritos también se configuran en actos de meditación.
¿Esas novenas o rituales facilitan el tránsito por el duelo?
Las novenas ayudan a tener la certidumbre de la muerte; así como el ritual del velorio y de la inhumación. Esos nueve días sirven para ir afianzando la idea de que el ser querido ya no está y que no va a volver.
¿Hay dolientes que no asumen la muerte...?
Es que muchas personas se quedan en la negación, creen que no murió el ser querido, que está en un viaje. Que ese ser amado va a volver, pero eso también es una reacción natural para no sentir toda esa carga de dolor. Las fases del duelo están descritas: negación, confusión, rabia, dolor, culpa, tristeza, aceptación; pero no todas las personas pasan por ellas ni en la misma forma ni en el mismo orden. El mapa del duelo es un mapa incierto, es un mapa sin brújula. Tiene oscuridades y tiene desiertos, tiene oleadas de dolor y tempestades, hasta lograr cierto nivel de armonía emocional.
Entre estos rituales, ¿qué papel cumple la visita semanal y hasta diaria al cementerio?
Eso depende de las familias y de las personas sobrevivientes. Muchas van todos los días, religiosamente. Dicen que se sienten más tranquilas, pero eso no es del todo sano, si se sostiene por mucho tiempo. En el acompañamiento psicológico es importante manifestarles que hay que ir espaciando poco a poco las visitas al cementerio.
¿Es para ellos una terapia?
Para algunos dolientes son momentos de descanso, de desahogo emocional. Se sientan y le cuentan a su ser querido muerto todo lo que pasó en la semana, con quién se encontraron, quién vino a la casa, con quién pelearon. Van y descargan allá todas sus emociones.
¿Qué pensar de los altares a los muertos?
En muchas casas tienen un sitio de referencia para recordar a ese ser querido. Ahí ponen la foto, los objetos que recuerdan a esa persona que ya no está de forma física y es allí donde hacen los homenajes.
Hay quienes escriben cartas y hasta ponen obsequios, dulces, frutas. Si eso le sirve a alguien en su proceso no está mal. Se puede pensar en una afectación emocional, cuando después de un tiempo el doliente -cuando al participar de estos actos simbólicos- siente que su pena se hace más dolorosa.
¿No hay que temer ir al psicólogo durante estos procesos?
Todo el mundo no necesita psicólogo. Depende del cómo se dio la muerte y las circunstancias que rodearon el suceso, como la muerte por suicidio, por accidente, por asesinato. Es decir muertes intempestivas, así como desapariciones y secuestros. En esos casos es adecuado recibir orientación psicoeducativa.
¿Es necesario mantener el principio de realidad?
Hay personas que a partir de su desconocimiento o creencias urbanas, consideran que para afrontar un duelo hay que emborracharse y drogarse (no solo con sustancias psicoactivas o somníferos) y no es así.
Una persona necesita tener y mantener un adecuado principio de realidad, cuidar sus hábitos alimenticios y de sueño, así como realizar actividades para descansar del dolor. Mantenerse dopado(a) solo alarga el sufrimiento y la aflicción.
Foto | www.pexels.com | LA PATRIA
Llevar flores y otros presentes a la tumba ayuda a algunas personas a superar su duelo, a través de estas ofrendas, que a veces acompañan con cantos u otros gestos simbólicos de amor y gratitud.
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