Aceptó que lo mató porque no le dio el cambio correcto

LAPATRIA | MANIZALES

Al Gordo no le cuadraban las cuentas. Pensaba que le faltaba dinero luego de que les entregó $50 mil a Jhon Éider Giraldo y a otro amigo para que compraran licor, el pasado 27 de junio, en la madrugada. Por ese motivo les recriminó a los jóvenes y terminó matando al primero.

Todo se originó después del partido entre Colombia y Argentina. Apenas terminó se reunieron en la casa de la novia del victimario, en Solferino, para seguir festejando, pese a la eliminación del equipo nacional. Luego del reclamo, Giraldo, de 18, accedió a darle la plata que supuestamente faltaba y siguieron bebiendo.

Pero los ánimos se fueron encendiendo y cuando amanecía, el Gordo, de 20 años, nuevamente le reclamó a su víctima por lo que había hecho y luego de insultarse salieron a la calle armados con navaja y destornillador.

El asesino le asestó una puñalada en el pecho a Giraldo, quien se arrastró e intentó pedir la ayuda de sus amigos, pero antes de que pudieran detener la pelea le propinó tres más. Lograron separarlos, lo subieron a un taxi, lo trasladaron a Assbasalud de San Cayetano y finalmente falleció durante una cirugía en el Hospital de Caldas.

Ese mismo día en la mañana, según un testigo, unos uniformados le incautaron el arma al homicida, pero lo dejaron ir. Los investigadores de la Policía de Manizales iniciaron la recolección de pruebas y en poco tiempo lograron capturar al sujeto, pues el pasado martes en la mañana lo detuvieron en la misma casa en donde ocurrió el ataque.

Él sabía a lo que iban, no opuso resistencia, se entregó. En audiencia ante un juez de garantías aceptó cargos por homicidio simple, que contempla una pena de entre 17 y 33 años. Por allanarse a cargos podría obtener la rebaja de hasta la mitad de la pena, que sería mínimo de ocho años y ocho meses.

El bacalao

Jhon Éider era una persona generosa con quienes visitaban su casa y era tan popular en su barrio, que una caravana de motociclistas despidió su féretro. Por eso se ganó el apodo de Bacalao. Era aficionado al billar.