LA PATRIA | MANIZALES
La Fiscalía estableció que la muerte de Alejandro Zuluaga Zuluaga, de 17 años, ocurrió en medio de una riña.
Keneth Camilo Londoño Toro, su verdugo, de 19, lo asesinó para defenderse. Es decir, fue un homicidio en estado de ira e intenso dolor.
Por eso, el Juzgado Séptimo Penal del Circuito de Manizales lo condenó a 34 meses y 18 días, pero le negó la suspensión condicional de la pena, pues la víctima es un menor de edad, como lo establece el Artículo 199 del Código de Infancia y Adolescencia. Pagará ese tiempo en el centro de reclusión que designe el Inpec.
El asesinato ocurrió en la noche del 19 de diciembre del 2015, a un costado de Juan Valdéz, del Cable.
Ambos resultaron lesionados, pero la peor parte la llevó Zuluaga Zuluaga, quien se desplomó. Lo llevaron a un centro asistencial, pero falleció.
En audiencia, Londoño Toro no aceptó cargos, pero le dieron detención intramural. Sin embargo, el 23 de noviembre del año pasado, lo dejaron libre por vencimiento de términos. La condena se impuso el mes pasado.
La familia del fallecido contó, en la época de los hechos, que ese sábado hubo una riña en el sector de El Cable, la cual controló la Policía. Sin embargo, un muchacho que estuvo en el bochinche huyó del lugar al notar la presencia de las patrullas.
Minutos después, regresó caminando al parque que está a un costado de la Torre de Herveo. Allí se topó con Alejandro y, tras un intercambio de palabras, se armó una nueva gresca.
Un testigo narró que Alejandro, herido de muerte, caminó unos metros hasta alcanzar a un amigo que le preguntó si lo habían chuzado. El joven asintió con la cabeza y se desplomó. Entre varias personas lo agarraron y subieron en un taxi que pararon en la Avenida Santander.
Las autoridades capturaron a Keneth Camilo, que tenía en su brazo derecho una herida de arma blanca y portaba un cuchillo impregnado de sangre. Alejandro era un joven extrovertido, buen amigo y juicioso. El día del homicidio estaba feliz, estrenando ropa y preparándose para irse a pasear donde unos familiares a Pereira.
En este caso no aplica el incidente de reparación integral, pues el condenado indemnizó a la familia del fallecido.
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