El Embalse une a Norcasia con Victoria y Samaná

Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA El Embalse une a Norcasia con Victoria y Samaná conformando el Triángulo Dorado, una región privilegiada por su riqueza hídrica y potencial turístico.

Ubicado a 212 kilómetros de Manizales, el viaje inicia por la vía del Páramo de Letras, pasando por La Dorada, donde se puede disfrutar de la deliciosa gastronomía típica. A lo largo del trayecto, los viajeros atraviesan paisajes de montañas y valles a orillas del río Magdalena, hasta llegar al Embalse Amaní, donde comienza la aventura.

Un destino con historia y encanto

Al llegar a Norcasia, el parque principal recibe a los visitantes con su moderna infraestructura y un monumento emblemático, ideal para tomar un descanso y capturar fotografías. Desde este punto, un corto trayecto de 10 minutos en carro o en moto conduce hasta el Embalse Amaní.

El Embalse Amaní: un espejo de agua verde

Con una extensión de 58 kilómetros y un volumen de 571 millones de metros cúbicos de agua, el Embalse Amaní es una fuente vital de energía para Colombia, generando el 8% de la electricidad del país. Sus aguas cristalinas provienen de los ríos La Miel y Manso, que lo abastecen y contribuyen a su pureza. El nombre del embalse rinde homenaje a los indígenas amaníes, antiguos habitantes de la región.

Un destino ecológico y turístico

Gracias a su riqueza hídrica y biodiversidad, el Embalse Amaní se ha convertido en un atractivo turístico ecológico donde se pueden realizar diversas actividades como: Paseos en lancha, avistamiento de aves en su hábitat natural, senderismo por los alrededores, explorando la flora y fauna, y pesca deportiva para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad.

Norcasia, conocido como La Niña de Caldas, es un destino ecoturístico destacado por su biodiversidad y riqueza hídrica. Su principal atractivo, el Embalse Amaní, ofrece experiencias sostenibles ideales para el turismo de naturaleza. Es un lugar perfecto para visitar en Semana Santa.

La construcción del Embalse Amaní se inició en 1996 y concluyó en el 2000. Su llenado tomó aproximadamente dos años.

Un destino ideal para quienes buscan un contacto directo con la naturaleza, atrayendo tanto a turistas nacionales como extranjeros.

Visitar el Embalse Amaní es una experiencia única para quienes desean desconectarse del ajetreo diario y sumergirse en un entorno de paz, aventura y belleza natural.

Los planchones van y vienen por el Embalse transportando a los campesinos de la zona, ganado y víveres.


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