
Foto | Cortesía | LA PATRIA | PEREIRA
Silvana Pinillo se convirtió en Maestra Fide representando a Risaralda. Su sueño es convertirse en Maestra Internacional
Por más de una década, Silvana Pinillo Cañón ha dedicado su vida al ajedrez. Con 22 años, ya acumula más de once compitiendo en tableros nacionales e internacionales, combinando su pasión con una formación profesional en administración del turismo.
En el torneo más reciente en el que participó, el Torneo Internacional de Ajedrez Subzonal 2.3.2 que se desarrolló en Medellín del 14 al 19 de abril, Pinillo logró el tercer lugar y también se convirtió en Maestra Fide. Una de las distinciones más importantes para los ajedrecistas.
Eso quiere decir que alcanzó un puntaje en partidas oficiales de 2300 Elo, sistema de puntuación utilizado para clasificar a los jugadores según su habilidad relativa. Las otras dos distinciones son Maestro Internacional y Gran Maestro.
Apertura
Pero su vínculo con el juego ciencia empezó casi como una casualidad en la infancia, en un pequeño municipio del Tolima.
“De pequeña mi papá me mostró el ajedrez, me enseñó lo más básico. También una tía llegó a competir cuando era joven. Pero fue más tarde, cuando vivía en Ortega, Tolima, que una profesora llegó con un programa de masificación del ajedrez en escuelas rurales. Entré por pura curiosidad”, cuenta Silvana.
El gusto se fue volviendo compromiso. Aunque de niña era inquieta y probó varios deportes, la lógica y la estrategia del ajedrez capturaron su atención.
“Me llamaban mucho la atención las cosas relacionadas con la lógica. Me di cuenta de que el ajedrez tenía algo especial: era un ejercicio mental más que físico, y eso me enganchó”.
A diferencia de muchas de sus compañeras y rivales, Silvana empezó a tomarse en serio el ajedrez a los 11 o 12 años. Una edad que, en el mundo del alto rendimiento, ya es tardía.
“Muchos ajedrecistas comienzan entre los 6 y los 8 años. Yo comencé más tarde, pero igual tenía la capacidad para aprender las aperturas, las líneas, todo el proceso técnico. Lo usual es empezar desde muy niños”.
Medio juego
La suerte también estuvo de su lado. En Ortega, la administración municipal de ese entonces apostó fuertemente por el ajedrez.
Allí mismo, sin tener que desplazarse, Silvana conoció a grandes maestros y a referentes del ajedrez nacional e internacional que llegaban a competir a su municipio. Esa cercanía con la élite del deporte fue una escuela invaluable.
“Pude entender cómo era el ritmo de los torneos, cómo se compite. Luego vinieron los campeonatos nacionales por categorías. En 2014 comencé a tener buenos resultados y en 2015 obtuve el segundo lugar en un centroamericano. Ese ha sido uno de mis mayores logros”.
Desde entonces, ha hecho parte de la Selección Colombia durante varios años, representando al país en competencias dentro y fuera del territorio nacional.
“Competí en varios eventos internacionales, y también en campeonatos nacionales. Aprendí mucho sobre manejar la presión, sobre tomar decisiones en momentos críticos del juego. El ajedrez me ha enseñado a tener temple”.
Sin embargo, no todo ha sido lineal. En 2019, una frustración en una competencia la llevó a retirarse, aunque solo por tres meses.
“Dije que me iba a retirar, pero no pude. Me di cuenta de que no puedo abandonar el ajedrez. Es algo que ya hace parte de mí”.
Finales
Aunque popularmente se cree que el ajedrez es solo un deporte de la mente, Silvana aclara que la preparación física también es fundamental.
—“Una ajedrecista de alto rendimiento necesita resistencia física. Las partidas pueden durar varias horas. Mantener la concentración exige entrenamiento mental, pero también condición física”.
Análisis de las partidas
Silvana conoce de cerca el panorama nacional e internacional del ajedrez y destaca el talento que hay en Latinoamérica, aunque reconoce que los grandes campeones siguen saliendo de Europa y Asia.
“En Colombia hay una generación joven muy prometedora. Se están logrando títulos de Gran Maestro, pero para crecer realmente hay que salir a competir fuera del país. Europa nos lleva mucha ventaja. Tienen torneos constantes, estructuras de apoyo sólidas. En España, por ejemplo, existe el circuito catalán, que son meses enteros jugando cada semana”.
Aunque en Colombia se organizan torneos importantes —algunos ligados a ferias y fiestas locales como las de Manizales, Medellín, Cali o Pereira— la frecuencia y la variedad no alcanzan a sostener una carrera competitiva de élite.
“Diría que hay unos siete u ocho torneos importantes al año, pero son los mismos de siempre. Algunos torneos selectivos, otros ligados a ferias, pero falta más continuidad. Para foguearse de verdad, hay que salir”.
¿La precisión de las máquinas o los errores de la creatividad?
Silvana no esquiva el debate actual del ajedrez. El campeón del mundo más dominante del siglo, Magnus Carlen abrió un debate contra la Fide (La Federación internacional de ajedrez por sus siglas en inglés), sobre los atractivos de un deporte sobre analizado por los módulos de estudio.
El danés cuenta que se ha perdido el atractivo del juego porque las aperturas y las líneas de juego son estudiadas por las máquinas, convirtiendo al jugador en un titiritero. Solo al final, el jugador muestra sus capacidades, cuando en muchos casos, la partida ya está definida.
“Yo tengo sentimientos encontrados. Por un lado, me parece preocupante que las máquinas hayan llegado a dominar tanto la preparación y el desarrollo de las partidas. Hoy es normal que una apertura se analice con veinte o treinta jugadas exactas que ya vienen dictadas por el módulo. El ajedrecista apenas ejecuta lo que ya fue pensado por una inteligencia artificial”, comenta la maestra.
Por eso, una de las propuestas del multi campeón es el ajedrez 360. Una variante del juego donde el tablero inicial parte con las piezas “desordenadas”, o en posiciones que no son las habituales. Ya las torres no saldrán siempre en la casilla 1 y 8, por ejemplo.
Es decir, ninguna partida tiene el mismo punto de inicio de las piezas. Esa iniciativa es más creativa, pero elimina la teoría.
“Se necesita como un equilibrio entre eso y lo que ya existe dentro del ajedrez para poder conservar pues como lo que ya hay. Sería importante poder conservar algo de lo que de lo que ya está o de lo que hubo, antes que dejarse llevar por cambios tan tecnológicos”.
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