Las niñas del proyecto Letreando vivieron en Manizales una jornada que jamás olvidarán. Felices en el estadio.

Fotos | Luis David Patiño | LA PATRIA

Las niñas del proyecto Letreando vivieron en Manizales una jornada que jamás olvidarán. Felices en el estadio.

Ligia María Moreno Moreno no tiene un aula, ni libros nuevos, ni recursos institucionales, pero sí tiene una casa con un pasillo amplio, una historia heredada de letras y canciones, y una convicción que no cabe en ninguna biblioteca: "Un libro en las manos de un niño puede cambiar su vida".

Así nació Letreando, hace cuatro años, en el asentamiento afro de Guamal, ubicado dentro de la reserva indígena Cañamomo Lomaprieta, en el municipio de Supía, Caldas.

Lo que comenzó como un taller de lectura con seis niñas, hoy reúne cada semana a 23 pequeños (16 niñas y 7 niños) que se encuentran para leer en voz alta, escribir versos, escuchar historias de abuelos y descubrir el poder de la palabra.

Cada sábado, Ligia convierte el corredor de su casa en una sala de clases. No hay pupitres ni computadores, pero hay ganas.

Ligia, madre sustituta del ICBF desde hace dos décadas, instruye a los niños con materiales que busca por internet o que le comparten de la Red de Escritoras de Caldas o del colectivo Mujeres que Escriben Caldas, a los que pertenece. Algunos días llegan editores, psicólogos o escritoras invitadas. Nadie cobra. Todos aprenden.

La constancia de este espacio silencioso tuvo su recompensa, el martes 7 de octubre y gracias a la gestión de Luz Adriana Ortiz Ángel, directora del colectivo Mujeres que Escriben Caldas, y el apoyo de personas como el historiador y columnista de LA PATRIA, Pedro Felipe Hoyos y el docente universitario Andrés Calle Noreña , se organizó un viaje especial para 13 niñas del grupo. Fue un día completo en Manizales, lleno de descubrimientos, encuentros, emociones y primeras veces.

Un día mágico

El recorrido comenzó temprano. A las 7:00 a.m. 13 niñas salieron del quiosco “Tertulia” de Guamal. Un colectivo de Cootransrío las llevó por primera vez en sus vidas a vivir una jornada cultural en la ciudad de las puertas abiertas.

La primera parada en Manizales fue en el Teatro Los Fundadores. Para la mayoría, era la primera vez. Se maravillaron con las luces, el telón, el escenario, y hasta los camerinos. Luego visitaron el Museo de Arte de Caldas, donde disfrutaron de una exposición de un pintor bogotano.

Después caminaron al centro, montaron por primera vez en ascensor, el que lleva al segundo piso de la Catedral Basílica, al café Tazzioli, donde tomaron un refrigerio y les regalaron libros. Juntas hicieron una lectura colectiva en voz alta, como lo hacen cada sábado. Una por una se turnaron con emoción.

También recorrieron el edificio de la Gobernación de Caldas, se maravillaron con su rica decoración y fueron recibidas por el presidente de la Asamblea, Hernán Alberto Bedoya, quien las felicitó por su amor y dedicación a las letras.

El siguiente destino fue el Banco de la República, donde gracias a una visita guiada descubrieron que, aunque no tienen SISBEN, por vivir en territorio indígena, podrían gestionar un carné para acceder a los servicios del banco cultural. “También los niños negros leemos”, dijo Ligia Moreno con una sonrisa.

Ya con el cuerpo lleno de letras, subieron al Corredor Polaco, en la cúpula de la Catedral. Vieron la ciudad en 360 grados. Algunas temblaban de miedo, otras de emoción. “Viví 54 años para llegar hasta aquí, ellas lo hicieron antes de los 16”, comentó Ligia, aún conmovida.

Tras el descenso las llevaron al reconocido establecimiento Reminiscencias, en la Calle del Tango, donde las esperaba el plato fuerte del día. "Fue un almuerzo de gala. Las niñas se sintieron tratadas como invitadas especiales".

Por la tarde, visitaron LA PATRIA, conocieron las máquinas, el olor del papel y el proceso de impresión. “Uyyy aquí hacen el periódico”, exclamaron. Después, visitaron el Estadio Palogrande, entraron a los camerinos, caminaron por la pista, y recorrieron el Museo del Once Caldas, con sus copas y trofeos.

Un final para chicas

El día tuvo un cierre de película, fue en Cine Colombia, del centro comercial Fundadores, allí vieron Casa de Muñecas. Para diez de ellas, fue la primera vez en una sala de cine. Antes de entrar las intimidaron las escaleras eléctricas. “La próxima vez sí subimos por ellas”, prometieron las cinco que prefirieron subir caminando.

A las 10:00 p.m. regresaron a Guamal. Los padres y abuelos las esperaban con linternas y abrazos. Las niñas estaban exhaustas, pero felices. Algunas madres se acercaron a Ligia para decirle “gracias por ese sueño que cumplieron las niñas”.

Lo vivido en Manizales no fue un simple paseo. Fue una travesía que reafirma que la literatura, incluso en condiciones humildes, tiene la capacidad de abrir horizontes. Ligia Moreno, sin títulos ni becas, es una formadora de lectoras. No necesita un aula, sino el deseo de compartir lo que ella misma aprendió: que los libros alimentan el alma.

Letreando sigue creciendo. Las niñas volvieron con historias por contar, y con la motivación renovada para seguir escribiendo. Lo que comenzó en un pasillo de una casa en Guamal ya tiene eco en teatros, bibliotecas y salas de redacción. Porque a veces, para llegar lejos, solo se necesita un libro, una mujer valiente, y una comunidad dispuesta a leer el mundo de otra manera.

Fue una jornada inolvidable

Eylin Samantha Sepúlveda Sánchez

“Me impresionó todo lo que vi. Tenía un concepto básico de Manizales, pero al visitar el museo, ver las pinturas y entrar a la Catedral, todo cambió. Subir hasta allá al corredor polaco fue un reto personal porque le tengo miedo a las alturas, pero lo logré. Fue un sueño cumplido”.

María Alejandra Echavarría Cardona

No me había imaginado cómo era Manizales. Recorrí gran parte de la ciudad, compartí con mis compañeras y eso fue lo más bonito. Aunque suelo enfermarme en clima frío, este paseo valió totalmente la pena. Ver la ciudad, disfrutar del arte y reírnos todas fue muy especial”.

Carolina León Moreno

“Las pinturas del Museo de Caldas me fascinaron. Me gusta escribir desde hace cuatro años, y este tipo de experiencias me dan ideas para crear más historias. Todo me pareció muy bonito. La ciudad es genial. Me gustaría vivir en Manizales algún día. Esta visita me da más pasión por la escritura". 

 

¿Qué es Letreando?

Es una iniciativa comunitaria que promueve la lectura y la escritura entre niñas y niños del asentamiento afro de Guamal, en Supía, Caldas. Surgió hace cuatro años de la mano de Ligia Moreno, quien abre el corredor de su casa cada sábado para formar lectores y escritores.

Lugares visitados por Letreando en Manizales

  • Teatro Los Fundadores
  • Museo de Arte de Caldas
  • Catedral Basílica – La Cafetazione
  • Banco de la República
  • Corredor Polaco
  • Reminiscencias (almuerzo)
  • LA PATRIA
  • Estadio Palogrande y Museo del Once Caldas
  • Centro comercial Fundadores
  • Cine Colombia

 

Las 13 niñas de Guamal en su paso por LA PATRIA.

 

En este corredor de Guamal, Supía, nació Letreando, un espacio donde crecen escritoras y se transforman vidas.

 

 

 


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