
Foto | Cortesía | LA PATRIA | PEREIRA |
La banda de marcha que representa a Dosquebradas nació en noviembre de 2024 y busca recursos para seguir representando al municipio a nivel nacional
Carlos Augusto Rendón Pulido jamás imaginó que la música, que en su juventud fue apenas una afición, se convertiría en el motor de un proyecto familiar y social que hoy transforma vidas en Dosquebradas.
Técnico electricista con más de 23 años de experiencia, Rendón dirige actualmente la banda de marcha de la Corporación Banda Sinfónica de Dosquebradas, una agrupación que no solo enseña música, sino que siembra valores, comunidad y esperanza.
“Esto nació con mis hijos”, cuenta Carlos. “Mi hijo Dylan Felipe, Dorlan Matías, mi hija Ana Valentina y mi esposa Marjory. Ellos comenzaron a mostrar interés por la música en el colegio, y poco a poco nos fuimos metiendo en este mundo”.
Primero fue una banda sinfónica escolar. Luego, la oportunidad de crear un proyecto independiente, cuando surgieron desacuerdos con la institución.
La Corporación Banda Sinfónica de Dosquebradas, al ver el potencial, les propuso abrir una línea de banda de marcha, un formato que combina instrumentos de viento y percusión con movimientos coreográficos.
Así nació, en noviembre del año pasado, la banda de marcha, con la que debutaron en un festival en Alcalá, Valle del Cauca.
El camino no ha sido fácil. “Al principio hacíamos convocatorias y llegaban cinco niños. Mi esposa y yo llorábamos porque pensábamos que nadie iba a creer en el proyecto”, recuerda Rendón.
Pero no se rindieron. Hoy la banda cuenta con cerca de 30 integrantes, entre niños desde los 7 años y adultos de hasta 27.
“Aquí no hay edad para aprender. Tenemos estudiantes de Sena, un mariachi que se enamoró del proyecto, padres de familia que también participan. Somos como una familia grande”, dice con orgullo.
Una banda que salva vidas
La música, y en general las expresiones artísticas, son salvavidas para jóvenes que tienen problemas por consumo de drogas o por salud.
Y es precisamente ese tipo de iniciativas las que ellos necesitan para encontrarle otro sentido a su existencia. Sentir que la música, en este caso, es una herramienta para expresar su dolor o frustración.
Jóvenes así ha tenido y tiene Rendón en su grupo. Recuerda la historia de una niña que pasaba por un momento difícil de salud mental y con la banda, los ensayos y el proceso, lograron dibujarle una sonrisa.
“Tuvimos una niña que estaba pasando por un momento muy difícil, con pensamientos suicidas. Hoy es la que más sonríe, la que más disfruta estar en la banda”, cuenta emocionado Carlos.
Otra historia es la de un joven en proceso de resocialización por consumo de sustancias. Llegó hasta el grupo y les pidió que le enseñaran cómo tocar música.
“Se acercó y me dijo: ‘Profe, quiero tocar algo, quiero estar con ustedes’. Le dimos la oportunidad y fue muy significativo para él. Esos son los momentos que uno como director se lleva para siempre”.
Sin recursos, pero con corazón
El sostenimiento de la banda ha sido un acto de fe y de autogestión. Los procesos culturales de base suelen ser eso: un sueño quijotesco de alguien que lucha contra gigantes de viento para salvar a los demás.
“No cobramos nada. Los niños no pagan mensualidades. Mi esposa y yo invertimos nuestros propios recursos porque creemos en esto”, explica. También han recibido donaciones, hacen rifas, venden ensaladas de frutas y acuden a la responsabilidad social empresarial.
Algunos instrumentos han sido prestados por personas particulares y otros por la misma Corporación, aunque no todos son los adecuados para el formato de banda de marcha, que requiere una dotación distinta a la sinfónica.
“El municipio nos ha dado algo de apoyo, no podemos ser desagradecidos. Nos cubren algunos docentes. Pero sabemos que es difícil, por eso seguimos tocando puertas”, reconoce.
En la mira tienen dos festivales a los que quieren ir, por eso están movilizándose para conseguir los recursos y llevar a la banda hacia Calarcá (Quindío) y luego estar en la Ciudadela Cuba.
“Queremos presentar ese proyecto a la Alcaldía de Dosquebradas. Hemos visto en este alcalde interés por la cultura. Él ha impulsado torneos deportivos, acercamientos con la comunidad. Queremos que también sea el momento de la música, que la cultura de bandas, que estuvo olvidada en Dosquebradas, vuelva a florecer.”
El sueño de un festival
Uno de los grandes objetivos del grupo es organizar, para diciembre, un festival de bandas de marcha del Eje Cafetero en Dosquebradas.
“Queremos reunir bandas de la región y hacer una gran muestra cultural. Sabemos que el alcalde ha hecho cosas importantes por la cultura, y queremos que también nos escuche”, afirma Carlos.
Mientras tanto, la banda se prepara para representar al municipio en las Fiestas de la Cosecha en Pereira.
“Esto es como otro hijo para nosotros. Nos ha unido como familia, como comunidad. Y si logramos que un niño sonría, que un joven encuentre aquí un camino, ya valió la pena”, concluye Carlos Rendón.
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