LA PATRIA | Medellín
Ver a Enrique Ponce Martínez vestido con ropa de calle y una muleta en su mano no es una escena recurrente para muchos. En medio de un gimnasio, y en la previa a su corrida del pasado sábado 17 de febrero en Medellín, el matador habló con LA PATRIA sobre su actualidad y la agenda del mundo del todo, mientras realizaba un ensayo de toreo de salón.
Ponce guarda una fiel memoria de sus triunfos, por lo que aún recuerda a Bolero y Palomito, dos toros que le dieron sus primeras puertas grandes en Manizales y también la primera catedral. Bromea de lo rápido que han pasado 25 años desde su debut en la ciudad y cuánto ha cambiado física y mentalmente, ahora como un torero más maduro.
Incluso, una foto de Enrique, con un collar de arepas, le llevó directo a esa década de 1990 y aquellas glorias juveniles, aunque subrayó que siente alta simpatía por la corona de café, la que se lleva cada vez que visita Manizales.
Hay que hacerla patrimonio cultural, que es lo que es. La fiesta de los toros forma parte del patrimonio de Colombia y una manera de protegerla es declararla como bien de interés cultural y de esa manera que sea intocable. Es que el peligro está ahí... Y, pues, al que no le guste que no vaya. A nadie se le obliga a ir a los toros, por lo que hay que concienciar a los políticos en que esto no es una moneda de cambio política.
Tenemos que buscar la manera de que la gente vaya a la plaza y que les sea económicamente fácil. Buscar vías para la gente joven, porque son el futuro de la fiesta. Hay que pensar un modo de atraer la gente y fomentar la afición: Hablar de toros y explicar. Yo siempre he pensado que mucha de la gente que está en contra de la fiesta es porque no la conoce realmente. No saben que el toro no es un animal cualquiera ni doméstico.
Es un animal único que nace, que se cría y que vive gracias a las corridas de toros, sino, no existiría. El toro no es una oveja ni es un burro y es un animal preparado genéticamente para la lidia. Estoy convencido que el toro bravo no sufre durante la lidia porque está preparado para eso y su bravura le impide ese sufrimiento, por lo que es un animal que acomete y que embiste como cualquier animal irracional, que es. Si sintiera ese dolor y sufrimiento, como algunos dicen que ocurre, pues el toro en vez de embestir, huiría despavorido, como cualquier animal no bravo, sino fiero. La bravura es entrega hasta la muerte y la fiereza es un arrebato de defensa.
Yo entiendo el toreo como algo bello. Me gusta el toreo que brota desde el alma y que se siente. No siempre se puede, porque se necesito de un toro que colabore y en otras veces hay que tirar por otros derroteros en la lidia. El toreo que llevo dentro es el que acaricia las embestidas de los toros, donde todo fluye con belleza y hay fusión entre el cuerpo del toro y torero y se ve como una obra de arte. Mi toreo es sentimiento.
Lógicamente hay cambios. Ahora mismo hay un pozo y una madurez que en esa época no la tenía, pero el concepto del toreo siempre ha sido el mismo. Es claro que a los 20, 24 o 30 no se tiene el pozo que ahora tengo. Tengo ya un sentimiento espiritual mayor que solo lo da el tiempo y no es algo que se da a los 20 años.
Más o menos. Lo que uno quiere es torear bien y triunfar. Cuando un toro no lo permite, uno se frustra, además porque uno es el primero en saberlo. Ahora me tomo las cosas de otra manera y con mayor tranquilidad. No es como cuando uno empieza, que necesita de triunfos obligados para poder llegar arriba y mantenerse, que es lo difícil. Es más difícil mantenerse que llegar, pero yo ya en estos momentos, cuando vivo una época de muchos años y una madurez propia, ya veo las cosas desde otro prisma, no solo como torero, sino como hombre. La madurez influye en todo.
Hay toros que marcan la vida y la trayectoria y no se olvidan. Sobre todo, esas tardes y faenas del principio porque se quedan grabadas a fuego. Yo nunca olvidaré al toro Palomito, de La Carolina, con el que gané mi primera Catedral, ni al toro Bolero, también de La Carolina, que indulté en Manizales. Tampoco olvidaré al que indulté este año, Canario, de Ernesto Gutiérrez... Hay toros que marcan y faenas que no se olvidan.
En mi casa, en España.
Lo que pasa es que la Catedral de Manizales ocupa un lugar especial. Aunque en mi casa casi no tengo muchas cosas de toros, allí las guardo, aunque también las tengo en el campo. Me gusta verlas.
Manizales es la feria más importante de Colombia. Sobre todo por la afición que hay y porque es la ciudad ahora mismo que del mundo puede tener la mayor afición. La gente en Manizales vive una manera especial el mundo del toro, en especial los niños que ya saben perfectamente quién soy, por ejemplo. Manizales es el gran pulmón de la tauromaquia en Colombia y deberían tomar buena nota los otros sitios de cómo se hacen las cosas allí. Hay una afición que maravilla. En general, me encanta Colombia por la forma en la que disfrutan el toreo.
Lo primero es que luchen por sus sueños y que en la vida hay que batallar por lo que uno quiere. El mundo del toro es muy difícil y no tienen que sentir la frustración tremenda de no alcanzar la gloria... La gloria está para muy pocas personas. Hay que estar preparados también para no alcanzarla y uno debe perseguir sus sueños y cuando no se llega a ellos hay que buscar otros. Llegar a ser figura del toreo es casi un milagro, pero nunca deben dejar su empeño. Eso sí, que no se engañen, pues si no tienen cualidades o tienen mucho miedo delante del toro, es mejor que hagan otra cosa. Pero si lo creen, que Dios los ayude.
Me gusta cantar, pero tampoco he tenido la ocasión de grabar. Sí lo he hecho con unos amigos...
Sí. Música romántica. Por ahí... Más que el reguetón.
El reguetón me gusta mucho... Pero verlo bailar.
Risas. Recoge la muleta y continúa su práctica.
Foto | EFE | LA PATRIA
La corrida del sábado 17 de Medellín fue difícil. La primera oreja de la tarde fue para Enrique Ponce en una muy luchada faena de su segundo. A El Juli le correspondió el toro menos potable de la tarde y Juan de Castilla recibió los tres avisos en su primero, luego de lesionarse una mano. La afición correspondió, pero no hubo suerte. Logró una oreja en el sexto toro de la tarde.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015