Alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín

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A Carlos Mario Marín Correa, alcalde de Manizales, también le han criticado que hubiera estrechado la avenida Santander para trazar una ciclobanda.

 

LA PATRIA | MANIZALES

Estamos hablando del alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín Correa, que este año ha figurado por:

  • No ejecutar ninguna gran obra, quizás sí las pequeñas con las que constitucionalmente debe cumplir.
  • Traer a Manizales al presidente, Gustavo Petro, y atreverse a reconocerle que el Aeropuerto del Café era un proyecto de las élites, olvidando que el Municipio es aportante de esta iniciativa. Ciudadanos, gremios y políticos lo criticaron duramente. Uno fue el senador Guido Echeverri, que dijo que el presidente fue objeto de un "entrampamiento" del alcalde.
  • Ser denunciado por posible contratación a dedo en su Administración, lo que indaga la Procuraduría.
  • Pelear con quien había sido su mejor amigo, Arturo Espejo Arbeláez, que era el gerente de Emsa - Lotería de Manizales y quien divulgó reveladores audios por WhatsApp con denuncias en su contra.
  • Completar por lo menos 50 movimientos en su gabinete. Dos de los últimos con renuncias irrevocables que no quería aceptar, la de Guillermo Orlando Sierra en Educación y sigue en espera Juan Felipe Jaramillo de TIC y Competitividad.
  • Siendo el alcalde verde y ambientalista, intentó este año vender a privados un lote del Municipio que es un bosque. La gente reaccionó, conformó la veeduría ciudadana Camino de la Palma Real y ya ha hecho dos plantones para exigirle que lo proteja y cumpla con sus banderas.
  • Firmar un memorando de entendimiento con Randy Thompson, que se presentó como delegado de Liberland, una nación que no existe, con el supuesto fin de dar cinco mil cupos para aprender inglés. Se le volvió un escándalo que llegó hasta medios internacionales y hay una demanda en Fiscalía.
  • No dar la cara en la ciudad y más bien irse para Bogotá, donde concedió una entrevista a un medio nacional que la han criticado hasta los gremios.
  • El Comité Intergremial de Caldas le pidió explicaciones, y como no las hubo le anunció que se retiraba de las juntas directivas de Emsa e Infimanizales.

Quizá falten episodios. No obstante, el fin de este artículo es darle luces al alcalde para que por el bien de Manizales logre culminar su periodo el 31 de diciembre del 2023, porque todo lo que hace y deja de hacer golpea de frente a la ciudad.

Que escuche

Hasta alguien a él cercano, el empresario Néstor Buitrago Trujillo, afirma que hay cosas que Marín necesita oír. "Se ha encerrado en su grupo más cercano y le ha faltado escuchar esa ciudad que no solo está en el Concejo, está en la institucionalidad. Manizales tiene clase dirigente, empresarial, industrial, académica, agrícola, y me da la sensación de que no las ha escuchado mucho y eso lo lleva a que muchas veces esté desenfocado", explica.

Buitrago aspira a que en lo que le falta de Gobierno se abra, entienda que es el capitán y oiga. "Y desde luego sopese las opiniones, las balancee y obre a conciencia", añade.

Críticas fuertes le hace al alcalde la economista Carmenza Saldías Barreneche, con maestría en Planificación y Administración del Desarrollo Regional, porque de confiar en que con su elección llegaba la renovación y traería cosas mejores pasó a una profunda decepción.

"En realidad le quedó grande el puesto. Demuestra que no estaba con madurez, ni emocional ni profesional, ni como político para asumir el cargo y cumplir con las expectativas de un cambio. Tampoco había detrás de él más que algunos liderazgos muy personalistas, sin ninguna fuerza programática o de un partido que les diera solidez a sus planteamientos. Un poco ese fracaso del alcalde es también evidencia de esa opción de llanero solitario y de personas que apenas por haber descollado en un tema se inflan y se creen con condiciones para liderar la sociedad", manifiesta la experta.

Según Saldías, el costo no solo lo pagará el alcalde, también la gente de su generación, que sin duda también se pierde de una buena oportunidad. Y como considera que solo faltan pocos meses para tratar de corregir, dice que este tiempo debería ser para que la ciudad avance a la configuración de verdaderos proyectos de sociedad. "No proyectos politiqueros electorales de mañana; orientar proyectos ambiciosos de sociedad, de un mejor futuro para la gente en general; no para la familia del que trabajó de alcalde", asevera.

Debe dar un giro

Luis David Duque García, comunicador social y periodista, asesor en Comunicación y Organización Política Estratégica, máster en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica, especialista en Opinión Pública y Mercadeo Político, lo compara con muchos gobiernos en Colombia: "Se prepararon para hacer oposición, se prepararon para ganar, pero no estaban preparados para gobernar".

Al culminar casi ya su tercer año de Gobierno, dice que al alcalde Marín se le ha notado una gran falencia en la toma de decisiones, la gobernanza, la elección de sus colaboradores y las expresiones mediáticas.

"Recuerdo que siendo él concejal era demasiado beligerante, criticaba todo, parecía que tenía los remedios a algunos problemas de Manizales. Las críticas permanentes lo llevaron a sintonizarse con ciudadanos que estaban inconformes, pero tenía más comunicación que gestión", rememora el periodista.

Duque asegura que el humor social de la ciudad frente a la Alcaldía es ahora negativo y por eso existe gran posibilidad de que sus opositores se beneficien de ello: "Pareciera que lleva tres años de capa caída y no veo cómo será capaz en los próximos 10 meses de levantar su imagen para tratar de que su equipo imponga el candidato que ellos quieren".

El sentimiento fuerte de desfavorabilidad frente a su Administración lo atribuye Duque a que no está en contacto permanente con la comunidad, sus ausencias son muy notorias; las declaraciones que da a los medios no están en conexión con lo que los manizaleños están pensando. "Uno no puede trabajar en una ciudad en contra de los políticos, de los gremios, de la sociedad civil. Para que funcione la Administración en los 13 meses que le faltan tiene que dar un giro total de lo que está haciendo", concluye Duque.

Aprender a pedir perdón

Camilo Vallejo Giraldo, abogado, magíster en periodismo, docente y coordinador del Observatorio de Transparencia de la Universidad de Manizales, siente que el alcalde se contagió de algo propio de los liderazgos de la ciudad: pensar más en el futuro que en el presente.

"Él piensa más en lo que le va a dar réditos, votos, victorias tempranas, y deja de lado los procesos, los temas que son más difíciles de entender y de conversar con la ciudad, los temas cuyos frutos se van a ver en el largo plazo", dice el exgerente de la Corporación Cívica de Caldas.

Vallejo argumenta que esto se agrava por el estilo que el alcalde tiene, en el que redujo su interacción con la ciudad a un entorno comunicativo de las transmisiones en directo y las audiencias digitales. Los temas difíciles pretende resolverlos en hilos de Twitter o por Facebook, y lo que sale es anunciando a medias, por encima, sin que le puedan contrapreguntar. Les ha cerrado puertas a sus críticos y terminó gobernando con sus amigos de confianza, que además son sus funcionarios, en un círculo que no tiene perspectiva crítica, que no lo está asesorando desde el disenso.

"Lamentablemente creo que va a terminar su Gobierno en este mismo estilo si no reconoce que perdió en muchos niveles, que fracasó en muchas cosas, porque habrá otras que se le puedan resaltar; pero va a ser muy difícil, porque le cuesta mucho reconocer errores, agachar la cabeza y pedir perdón".

No es el cargo

Sin entrar en juicios de valor, Gabriel Vallejo López, abogado, político, exministro de Ambiente y exdirector del Departamento de Prosperidad Social (DPS), experto en servicio al cliente, dice sobre el alcalde que nadie tiene la verdad revelada. "No creo que uno pueda decir que un alcalde es bueno o malo y que esa sea la realidad. Cada uno tiene su propia percepción. Un líder es alguien que acompaña a regir los destinos de una empresa o de una ciudad. El liderazgo no es el de hace 10 o 20 años, donde todo el mundo iba detrás de alguien que decía qué hay que hacer; es cómo se comparten sueños, visiones de ciudad, de empresa. Hoy se lidera a través de la emoción, buscando el bienestar común, la transformación de la sociedad; no por el poder o el cargo que se tiene", finaliza.