Migrantes desafían el infierno verde (parte II)

Ilustración | Hómez

Yermaín con sus compañeros en un campamento en su paso por el Tapón del Darién. Ellos suelen llevar las banderas de su país. 

LA PATRIA I Manizales

Yermaín

“Se me pasó por la mente devolverme una vez. Llegamos a La Mila, una playa panameña. Ahí podía cuadrar con un lanchero para que me llevara de nuevo hasta la costa de Necoclí. Me estaban cobrando 300 dólares en una lancha, es gente que les lleva comida y mercancía a los indígenas. Yo tenía días caminando en medio de la selva, entonces seguí, hice muchos amigos, compañerismo, fortaleza, nos esperábamos, dormíamos juntos en carpas”.

En la odisea selvática hay poco tiempo para pensar. Miles toman la decisión de ir por el sueño americano, bajo riesgos como el del Darién. Estos cuatro amigos partieron ilusionados de Venezuela, impulsados por otro compatriota que ya había desafiado esa misma geografía hasta coronar Norteamérica. La ruta por San Andrés estuvo como opción. Rápidamente la desecharon por considerarla ultrapeligrosa, ante el accionar de las redes de trata de personas. Los presupuestos tampoco les dieron. Por eso, miles de inmigrantes también hacen cuentas y prefieren arriesgarse por el Tapón.

El mismo sueño lo comparten ciudadanos de Cuba, Haití, Chile, Ecuador, Venezuela, Colombia, Angola, Uzbekistán, Ghana, Senegal. Dice que vio hasta rusos.

Yermaín

“Salimos el 8 de agosto de agosto de Venezuela. Uno tiene la esperanza de lograr en Estados Unidos lo que no ha conseguido en nuestros países. Yo sueño con una casa y muchas cosas para mi familia, pero en Venezuela no es posible. Uno está ilusionado con que trabajando por acá en unos cuantos años pueda tener esas cosas. El 9 de septiembre llegamos a Estados Unidos, la selva del Darién la atravesamos en siete días. Hay gente que se demora 10 y 12, porque van a otro ritmo o no tienen la resistencia”.

La Acnur explica: “conforme se hace patente el impacto socioeconómico de la pandemia por la covid-19 en la vida de refugiados y migrantes de Venezuela, en distintos países de acogida en América Latina y el Caribe, va en aumento el número de venezolanos que se dirige hacia el norte junto a grupos de personas en situación de movilidad humana”.

Yeraldine, al leer los mensajes de su amigo, reflexiona: “recuerdo que nuestros padres nos decían que debíamos estudiar para superarnos. Muchos de ellos tuvieron casa, alimentación, carro. Y nosotros, que fuimos quizá la generación que más estudió en Venezuela, hoy no tenemos ni un lote para construir vivienda”.

Yermaín

“Uno solo descansa cuando siente que está fuera de esa selva. Esto no se lo recomiendo a nadie. El trayecto de Panamá, al salir de la jungla, lo lleva a uno al campamento que llaman El Abuelo. Ahí hay que pagar unas lanchas que valen 50 dólares a los mismos indios para que lo saquen a la frontera, En Panamá te mandan para el terminal, donde te dan una orden de salida inmediata de ese país”.

Si bien los migrantes, como el protagonista de esta historia y sus tres compañeros, se sienten a salvo luego de superar el Tapón del Darién. El camino por Centroamérica aún es largo y tiene sus altas y bajas en seguridad.

Los medios de comunicación siguen con sus reportes para alertar la situación: Cruzar el Darién: el paso de la muerte por un sueño esquivo (El Colombiano, 31 de octubre 2021); El dramático aumento de migrantes muertos en el Tapón del Darién (bbc.com, 6 de octubre 2021); Darién: cuando la muerte es una opción de libertad (diario La Prensa, Panamá 28 de mayo 2020).

Yermaín

“Costa Rica te deja transitar tranquilo, igual que en Honduras, pero hay que pedir un permiso. En Guatemala no dejan transitar, la Policía te persigue, la Migración te saca, hay que pagar alcabala, vacuna a la Policía, te quitan la documentación, te sacan plata. En Nicaragua te hacen lo mismo, las autoridades no te colaboran, muchas personas maltratadas".

El último escalón es el hueco. El temido paso de frontera entre México y Estados Unidos trae múltiples riesgos. La Acnur señala: “Todos los días llegan personas a la frontera entre Estados Unidos y México en busca de protección en EE. UU. Algunas huyen de peligrosas pandillas en Centroamérica. Otras han visto morir a sus vecinos, amistades o familiares durante un conflicto armado o una guerra y temen ser las siguientes. Algunas huyen de la persecución por su orientación sexual o identidad de género, religión, etnia u opiniones políticas”.

Yermaín

“México es un corre-corre, luego de pasar Guatemala. La Policía y la Migración te dan un permiso para seguir en Tapachula, igual allí igual hay que evadir muchas alcabalas para llegar a San Pedro donde te dan el permiso. Al llegar a la frontera con Estados Unidos decides pasar solo y tener la suerte de no ser atrapado por los carteles, que al cogerte te secuestran y llaman a tu familia para que les pague extorsión. Gracias a Dios, nos encontramos con un conductor de taxi evangélico. Nos llevó a la frontera en Juárez y nos dijo el momento exacto en que debíamos cruzar, una hora en que los carteles no tienen el dominio de la zona porque está la protección policial de México”.

Hoy Yermaín vive en Estados Unidos, donde espera legalizar sus papeles con el propósito de conseguir un trabajo y enviar remesas a su familia en Venezuela.

Advierte, además de los riesgos para la vida, que mucha gente es estafada con los supuestos paquetes hacia Estados Unidos. “Les cobran 5 mil y hasta 6 mil dólares. Los meten por la selva y los abandonan”.

Yermaín pasó siete días en el Tapón del Darién. Con sus amigos superaron los grupos criminales, picaduras de moscos transmisores de dengue y malaria, el calor, la humedad, la deshidratación, el hambre, culebras, pumas, perros salvajes, arañas, violadores, ríos desmadrados, guías estafadores, torrenciales y las posibles deportaciones en cada nación atravesada.

Su conclusión: “Esto no se lo recomiendo a nadie”.

Qué dice su compatriota

Yeraldine, al final de las narraciones, tiene sus propias conclusiones:

  • “Me impresiona que la Fuerza Pública de esos países se aproveche del estado de indefensión de los migrantes, y los acosen física y emocionalmente”.
  • “Siempre que oía hablar de la selva del Darién pensaba en pantanos y animales salvajes peligrosos. Y resulta que hay humanos, quizá, más peligrosos que ellos. Uno supondría que esas personas les deberían dar la mano a quienes transitan por allí”.

Los devolverá

La semana pasada el Gobierno de EE.UU. anunció que devolverá a México a los venezolanos que crucen de manera ilegal la frontera sur, una medida con la que busca controlar la migración.

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