Foto | Cortesía | LA PATRIA  Carlos Alberto Patiño Villa es profesor titular del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia. En la imagen durante la presentación del libro Guerra en Ucrania, origen, contexto y repercusiones de una guerra estratégica de impacto global.

Foto | Cortesía | LA PATRIA
Carlos Alberto Patiño Villa es profesor titular del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia. En la imagen durante la presentación del libro Guerra en Ucrania, origen, contexto y repercusiones de una guerra estratégica de impacto global.

El mundo hace un año fue testigo de la invasión rusa a Ucrania y cómo el kremlin le sigue llamando eufemísticamente “operación militar especial”. Aunque Rusia apostó por la "Blitzkrieg" (guerra relámpago en alemán) y occidente consideró que, en efecto, así sucedería, el revés que ha sufrido Vladímir Putin tiene al mundo en vilo sobre qué sucederá. El siguiente capítulo está aún por escribirse y para comprender qué está en juego, el profesor Carlos Alberto Patiño Villa, autor del libro Guerra en Ucrania, origen, contexto y repercusiones de una guerra estratégica de impacto global, explica los escenarios que se abren ante esta montaña rusa en que se ha convertido este conflicto internacional.

¿Lo sorprende que el conflicto se haya extendido y se cumplan un año de hostilidades?

Para mi sorpresa el libro fue escrito, como lo digo en la introducción, en los primeros dos meses de la guerra, pensando que no iba a durar más de cuatro o cinco meses, así que sí, para mi sorpresa, después de un año de guerra, las perspectivas del libro se mantienen, es decir, realmente hasta ahora no ha habido ni una derrota ucraniana por el distrito ruso, que además es muy sorprendente por el tamaño y la capacidad que tiene Rusia. Tampoco ha habido una capacidad del ejército ucraniano por derrotar a Rusia, es decir, se le ha confrontado y se le ha puesto contra la pared, pero no se le ha derrotado.

-En su libro plantea los tres escenarios básicos que se mantienen como una constante en la historia, el primero que el país invadido sea derrotado, en consecuencia pierda el control territorial; el segundo es que el Estado invadido establezca una capacidad de resistencia y el último es que ninguno de los Estados confrontados logra imponerse y opten por victorias mínimas para negociar un tratado, ¿pareciera que a este último escenario se dirigiera ese conflicto?

Es que las negociaciones no se han podido iniciar, de hecho ya hubo un intento, patrocinado por Turquía; hubo un intento de Naciones Unidas por promover unas negociaciones más allá de Turquía y ahora estamos a la espera de una propuesta de negociaciones de China, pero la verdad es que hasta ahora el asunto no se ha generado y, por el contrario, la guerra empieza a mostrar un perfil preocupante de agravamiento geopolítico global en dos sentidos. El primero, Rusia ha amenazado por lo menos en una docena de veces, no decenas , sino docena de veces de usar armas nucleares y el hecho de que Rusia llegue a usarlas obliga necesariamente a la OTAN a usar armas nucleares. Si la OTAN no usa armas nucleares esto sería una especie de victoria de facto de Rusia y podría tomar la posición de empezar a hacer conquistas a punta de armas nucleares. El segundo asunto que es muy preocupante es que se ha ido configurando una especie de alianza de pacto entre China, Irán y Corea del Norte al lado de Rusia que podría llevar además a otros países del resto del mundo a apoyar a Rusia. En ese contexto, pues la guerra empieza a ponerse cada vez más compleja.

Ante el anuncio del presidente ruso, Vladímir Putin, de suspender el START III o Nuevo START, último tratado de desarme nuclear vigente entre Rusia y EE.UU. ¿Es posible una tercera guerra mundial o es ser muy apocalíptico?

La verdad es que ya lo ha dicho el secretario general de las Naciones Unidas António Guterres y también, de alguna manera, el papa Francisco y otros líderes mundiales, pero la verdad es que los estrategas empiezan a estar muy preocupados porque se producen dos combinaciones, uno las alianzas que acabo de mencionar. Sobre todo, si China pasa a convertirse en un suministrador real de armamento de Rusia esto llevará necesariamente a una especie de conformación cada vez más fuerte de la estructura o de los fenómenos políticos que aparecen en este contexto. De otra parte esto, combinado con armas nucleares, obviamente nos pone frente a una posibilidad de guerra, digamos que trascienda a la guerra de Ucrania misma y de alguna manera se configure como una guerra internacional con dos bandos claramente definidos, un bando de Rusia apoyado por China, Corea del Norte e Irán y en el otro bando Ucrania, Europa Central en el marco de la OTAN, más Finlandia, Suecia y los Estados Unidos. Obviamente quedaría por ver qué posiciones asumirían potencias intermedias como Turquía o una potencia que empieza a volverse global como la India. Además qué pasa con los países de Medio Oriente, especialmente los árabes hacia qué lado se van o cómo van a dividirse en esas alianzas y esto empieza a generar, digamos, una especie de obligatorio posicionamiento global alrededor del asunto.

¿Qué opina de la posición que ha tomado Gustavo Petro?

Yo creo que Colombia ha tenido una posición calculadamente ambigua y adicionalmente ha pretendido tener una diplomacia que, de alguna manera, pretende ser a favor de la paz, pero aquí no hay una paz y además hay un hecho que es claro y es que la guerra inició con un crimen de agresión internacional, es decir, un delito contra el derecho internacional y contra una nación soberana. Habrá que esperar si cambian las perspectivas o condiciones y hacia dónde puede moverse el asunto de la posición de Colombia. Obviamente queda en una situación de interrogante si Colombia se va a mover hacia los países que favorecen la posición de Rusia en América Latina, que son básicamente Venezuela, Cuba y Nicaragua, o en una posición que defienda con claridad el derecho internacional.

La figura de Joe Biden, presidente de EE.UU. en Kiev, ¿qué representa en este escenario de guerra?

La figura de Biden en Kiev y luego el discurso de Putin, en respuesta a Biden, representa necesariamente un reconocimiento de la guerra en Ucrania como legítima y, lo voy a decir, en términos del filósofo Michael Walzer, quien escribió un artículo para el Washington Post a mediados del año pasado. Dijo que la guerra en Ucrania era justa y, en ese sentido, Estados Unidos demuestra que además apoya a Ucrania como una democracia y que está librando una guerra de liberación nacional en contra del discurso de Putin, que termina siendo de alguna manera imperialista, justificando la expansión territorial de Rusia y que de forma reiterada ha desconocido la existencia de Ucrania como nación y Estado independiente.

Al final del libro usted afirma que "lo más realista en este contexto es ser lo más pesimista posible", ¿qué tan pesimistas tenemos que ser ante esta realidad?

Diría que mucho, porque realmente las posibilidades de que la guerra en Ucrania se desborden son muy altas y que además Rusia termine modificando la geografía política de Europa por la fuerza, es el retorno de la guerra al terreno más conflictivo de los últimos 200 años a nivel mundial que es Europa y es el retorno de Rusia como una gran potencia militar.

 

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