EFE | LA PATRIA | MÉXICO
3 mil migrantes de la caravana que partió el sábado de Honduras forzaron ayer la valla fronteriza con Guatemala e ingresaron a México, donde las fuerzas de seguridad se vieron en un primer momento rebasadas por un imparable río humano.
La caravana partió de San Pedro Sula (norte de Honduras) con el objetivo de llegar a Estados Unidos y después de seis jornadas de viaje, logró llegar a México.
Alfonso Navarrete, secretario de Gobernación mexicano, afirmó que los migrantes ingresaron por la fuerza y de manera violenta lastimando a policías e incumpliendo el acuerdo de que accederían en grupos pequeños.
Según él, el jueves se acordó con el embajador de México en Guatemala, altos funcionarios y dirigentes de la caravana, que no se les cerraría el paso a los migrantes, pero que el ingreso debía ser ordenado, en grupos de 50 a 100 personas, para que las autoridades tomaran su documentación y así evitar que los migrantes estuvieran sujetos a irregularidades.
"Incumplieron el acuerdo. El Gobierno mexicano ha velado por ellos y se ha enfrentado a cualquier amenaza o presión de países distintos, especialmente Estados Unidos", dijo.
El otro lado
A los migrantes los esperaban unos mil agentes, contando policías federales, muchos de ellos llegaron al sureño estado de Chiapas para la ocasión, y personal migratorio situado en distintos puntos, de acuerdo con cifras del comisario de la Policía Federal, Manelich Castilla.
Según el comisario, en los momentos más caóticos tras el cruce de la frontera se registraron actos vandálicos por los que seis policías acabaron lesionados. "La agresión con petardos y piedras la realizaron personas ajenas a la caravana, que ya estaban en el lado mexicano e intentaron provocar y generar reacciones de las fuerzas de seguridad", afirmó.
Una vez estabilizada la situación, los migrantes quedaron varados en un puente que atraviesa el río Suchiate, frontera natural entre Guatemala y México.
Por ello, en Ciudad Hidalgo, fueron subidos a autobuses con destino a Tapachula, donde está la estación migratoria más grande de México, llamada siglo XXI.
Los controles no se establecieron solo en el puente por el que pasaron la mayoría de los hondureños, también se fijaron puntos de revisión en otros cruces, para inspeccionar a quienes pudieran haberse saltado los controles principales.
Algunos de los migrantes prefirieron tirarse al Suchiate -que en ciertas temporadas puede cruzarse andando, pero ahora está en su periodo más caudaloso- para llegar a la orilla mexicana.
Información
Desde el día que salió la caravana, el Gobierno mexicano ha enviado comunicados en los que reitera a los migrantes que si no cuentan con la documentación necesaria para ingresar legalmente al país, serán detenidos y regresados. No obstante, quien lo desee puede solicitar, de manera individual, la condición de refugiado, que tramita la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
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