Beatriz Pascual Macías
Efe | LA PATRIA | Washington
La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de ordenar la muerte del poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní supone una arriesgada apuesta por intimidar a Irán.
Trump afirmó que ordenó matar al poderoso comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní para parar una guerra, no para comenzarla. "No buscamos un cambio de régimen. Sin embargo, las agresiones del régimen iraní en la región, incluido el uso de combatientes para desestabilizar a sus vecinos, debe terminar ahora", enfatizó el mandatario en su primera declaración desde la muerte de Soleimaní.
A pesar de que sus palabras parecían buscar rebajar la tensión, Trump avisó de que está preparado para contestar e cualquier respuesta militar de la República Islámica.
Justificaciones
Sin ofrecer ninguna prueba, Trump aseguró que Soleimaní hizo de la muerte de personas inocentes una pasión enfermiza, contribuyendo a complots terroristas tan lejos como en Nueva Delhi o Londres y añadió que el comandante iraní perpetró actos de terror para desestabilizar Oriente Medio en los últimos 20 años.
Trump, además, responsabilizó a Soleimaní de la muerte el pasado 27 de diciembre de un contratista estadounidense en un ataque contra una base militar en Irak y aseguró que el comandante iraní también orquestó el asalto a la embajada de EE.UU. en Bagdad, que se produjo en respuesta a bombardeos estadounidenses en Siria e Irak.
Irán prometió que tomará represalias y, en respuesta, EE.UU. designó como terrorista a la Liga Verdadera, que es un grupo afiliado a la Fuerza Quds, destinada a las operaciones en el extranjero y que depende de la Guardia Revolucionaria de Irán, ya designado como grupo terrorista por Washington.
Además, según medios locales, el Pentágono tiene previsto enviar a Oriente Medio unos 3 mil 500 soldados.
Ataque selectivo
Entre tanto, las milicias iraquíes Multitud Popular acusaron a Estados Unidos de lanzar un ataque selectivo, lo que desató una ola de condenas y amenazas por los aliados árabes chiíes de Teherán.
Además de Soleimaní y el esposo de su hija, pereció el vicepresidente de Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, y otras cinco personas, incluidos miembros de ese grupo, integrado por milicias chiíes y respaldado por Teherán.
Según la agrupación armada, la operación fue ejecutada por drones estadounidenses después de la medianoche, tras la llegada de Soleimaní a Bagdad a bordo de un avión procedente de Damasco.
Una fuente del aeropuerto de Bagdad dijo de forma anónima que el ataque dejó dos vehículos VIP calcinados y varias víctimas mortales.
El primer ministro dimisionario de Irak, Adel Abdelmahdi, advirtió de que esta acción representa una escalada peligrosa que enciende una guerra destructiva en Irak, en la región y en el mundo.
Extrema medidas
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, aseguró que la policía de Nueva York estará vigilante y protegerá localizaciones clave de la ciudad ante cualquier intento de Irán y sus aliados terroristas de tomar represalias contra Estados Unidos.
"En las décadas recientes no nos hemos enfrentado a la realidad de una guerra con el Gobierno de un país grande con una red internacional terrorista a su disposición, y no hace falta recordar que Nueva York es el objetivo terrorista número uno en EE.UU.", sostuvo.
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