El Domingo de Ramos, autoridades civiles, militares y eclesiásticas presidieron la procesión en Salamina, un recordatorio de que la paz es parte de cualquier católico.

Foto | Luis Fernando Rodríguez | LA PATRIA

El Domingo de Ramos, autoridades civiles, militares y eclesiásticas presidieron la procesión en Salamina, un recordatorio de que la paz es parte de cualquier católico.

Autor

Corresponsales | LA PATRIA

La semana pasada la Iglesia Católica pidió al Gobierno nacional mantener los diálogos de paz y hacer lo posible por superar la crisis que se ha presentado en la mesa de negociación. Esta institución siempre ha estado en los momentos en los que el país ha querido silenciar los fusiles.

No obstante, la paz para los católicos es mucho más que solo pensar en que se pare el conflicto armado. Todos los colombianos podemos contribuir a una sociedad más pacífica y para ellos valdría la pena simplemente acatar las enseñanzas de Jesús, según el pensar de varios sacerdotes a quienes se les consultó sobre este tema.

LA PATRIA les preguntó a varios de ellos ¿Cómo debe contribuir a la paz del país y del mundo un católico? Y esto respondieron:

 

Padre Javier Gómez Cardona, vicario parroquial La Inmaculada Concepción, Parque Caldas de Manizales

La paz nace de una actitud interior y se inicia en el corazón de cada persona y en consecuencia de las buenas acciones. Los católicos, mediante la oración, disponemos el corazón para recibir como don gratuito ese orden interior, al que llamamos paz. “Si quieres vivir en paz, convive con tus hermanos, porque no se puede hacer la guerra a quien se ama”. La paz se funda en el amor.

 

Jairo de Jesús Cardona López, párroco Nuestra Señora del Carmen, Norcasia (Caldas)

La Semana Santa es una bella oportunidad para reconciliarnos con Dios, con nosotros mismos y con los demás, lo que nos permite sanar las heridas de nuestra historia para así estar abiertos y dispuestos a la paz de Colombia y del mundo. Una paz que nos lleve a imitar a Jesús en el amor y el perdón sin límites, sin barreras, sin condiciones. La invitación es para vivir los días santos no sólo por tradición, sino por convicción de fe y deseosos de una sociedad en paz y mejor como Jesucristo nos enseñó.

 

José Alberto Aristizábal Franco, párroco Nuestra Señora de Los Dolores. Pensilvania (Caldas)

La vivencia de la Semana Santa nos lleva a ser personas de esperanza, de fe y de confianza en el Señor; valores que nos conducen a la verdadera paz en un mundo que en parte ha perdido sueños, deseos, fe, paz e ilusiones. Cuando vivimos realmente la pasión, muerte y resurrección del Señor, surge la luz que nos lleva a la paz del cristiano.

 

Luis Alfonso García García, parroquia Sant Esteve de Sesroviras, Barcelona (España). Diócesis de La Dorada Guaduas

La Semana Santa debe de ser un encuentro de esperanza, con la paz de Cristo que murió en la cruz y ha resucitado para destruir toda acción que vaya en contra de la libertad y calidad de vida de cualquier ser humano en Colombia y en el mundo. La Paz no se construye con líderes que han perdido el sentido de llevar en el corazón y en las acciones de sus decisiones el valor de la vida, que han permitido que al bien lo llamen mal y al mal lo llamen bien. Con la vivencia de la Semana Santa podemos contribuir con la paz evitando que el bien se opaque con el silencio de grandes instituciones frente a personas con malas intenciones.

 

John Eduard Trujillo, párroco de Marulanda

El católico aporta a la paz con la oración, el testimonio, sirviendo de puente de diálogo en una sociedad atomizada por la violencia.

 

Martín Ortega, párroco y rector de la Basílica Menor San Antonio de Manzanares

Con una apertura mental para aceptar las diferencias y trascender los conflictos sociales sin caer en ideologías excluyentes y polarizadas. Lo principal de un católico es el testimonio coherente que se da al mundo, cuando empieza la paz por los hogares, barrios y comunidades.

 

Fidel Antonio Gómez, colaborador en la Basílica Menor San Antonio de Manzanares

Sirviendo como lo pidió Jesús y lo hace desde la Iglesia. Todos tenemos deberes, derechos y trabajar por los más necesitados, el católico que cumple la ley de Dios no mata, es fiel, no roba, no hace mal a nadie, en su corazón hay un germen de paz, se convierte en un gestor universal de paz; paz para su familia, comunidad y paz reflejada hacia el universo. La Iglesia es la conciencia para el mundo en el anhelo de la paz.

 

Kostar Eduardo Ramírez Cardona, vicario Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Aranzazu

En el evangelio de San Juan, capítulo 13 y versículos 34 y 35, dice Jesús claramente: “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Que, como yo los he amado, así se amén también ustedes los unos a los otros. En esto conocerán todos que son discípulos míos: si se tienen amor los unos a los otros”. La mejor manera de ser instrumentos de paz es llevando el evangelio del amor como una consigna propia que nos configura con Cristo Jesús, al cual seguimos y amamos en esta tierra para gozar con su presencia eterna en el cielo, si como católicos entendemos esto, entonces, fomentaremos una sana convivencia como instrumentos visibles de la paz que Cristo quiere y nos lleva a practicar como sus seguidores. No existe otra consigna diferente que la del amor de Cristo por nosotros y por la humanidad que nos lleve a la auténtica transformación de nuestra patria que con anhelo busca y necesita caminos de unidad, por eso como católicos seamos dispensadores del amor de Dios en todas las dimensiones, fomentando todo lo que nos une y desechando las brechas que nos separan de los demás impidiendo el mandato de Cristo.

 

Fernando Arias Cardona, seminarista de la Arquidiócesis de Manizales, está prestando año Pastoral en Aranzazu.

Indudablemente la paz es un regalo que recibimos de Dios y quién mejor artífice de la paz que el mismo Jesús. Cuando decimos: "Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo", y que estamos llamados a vivir en paz y tranquilidad, estamos llamados a vivir en reconciliación. ¿Cómo?, con signos concretos, amando al prójimo, haciendo la paz cada vez cuando nos da rabia y sentimos rencores en el corazón. Entonces hay que dejar todo a un lado, tener un corazón limpio, para que verdaderamente, viva, more siempre Dios.

 

Raúl Castro Lema, párroco del templo de San Sebastián, de Riosucio

La palabra de Dios a través de Jesús es el camino hacia la paz. Esa palabra la podemos experimentar y seremos promotores e instrumento de dicha paz. Esa paz debe empezar dentro de mí, desarmando las palabras por ejemplo, pues la palabra amable calma y la áspera daña.

Temas Destacados (etiquetas)