Exaltación a una homilía
Santa Teresa de Jesús nació en Ávila (España), en 1515, por lo que también ha sido llamada Santa Teresa de Ávila. Ella representa una de las cimas más elevadas de la espiritualidad cristiana. Cuando tenía 20 años ingresa al monasterio carmelita de la Encarnación, también en Ávila; y es en la vida religiosa en la que toma el nombre de Teresa de Jesús. A la vez que maduraba en su vida interior, comienza a desarrollar el ideal de reforma de la Orden Carmelita. En 1562, con el apoyo del obispo de la ciudad, funda en Ávila el primer Carmelo reformado, que poco después recibe aprobación del superior general de la Orden. En los años que siguen continúa fundando nuevos Carmelos, en total 17.
Teresa teje relaciones de amistad espiritual con numerosos santos, en particular con San Juan de la Cruz. Al mismo tiempo, se alimenta con la lectura de los Padres de la Iglesia, San Jerónimo, San Gregorio Magno, San Agustín. Entre sus principales obras hay que recordar ante todo la autobiografía, titulada Libro de la vida, que ella llama Libro de las misericordias del Señor. En 1566, Teresa escribe el “Camino de perfección”. La obra mística más famosa de Santa Teresa es el “Castillo interior”, escrito en 1577 en plena madurez.
Santa Teresa propone las virtudes evangélicas como base de toda la vida cristiana y humana: en particular, el desapego de los bienes o pobreza evangélica, y esto nos atañe a todos; el amor mutuo como elemento esencial de la vida comunitaria y social; la humildad como amor a la verdad; la determinación como fruto de la audacia cristiana; la esperanza teologal, que describe como sed de agua viva. Sin olvidar las virtudes humanas: afabilidad, veracidad, modestia, amabilidad, alegría, cultura. En segundo lugar, Santa Teresa propone una profunda sintonía con los grandes personajes bíblicos y la escucha viva de la Palabra de Dios.
Ella se siente en consonancia, sobre todo con la esposa del Cantar de los Cantares y con el apóstol San Pablo, además del Cristo de la pasión y del Jesús eucarístico. Asimismo, la Santa subraya cuán esencial es la oración; rezar, dice, significa “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. La oración es vida y se desarrolla gradualmente a la vez que crece la vida cristiana: comienza con la oración vocal, pasa por la interiorización a través de la meditación y el recogimiento, hasta alcanzar la unión de amor con Cristo y con la Santísima Trinidad. La oración es una profundización gradual de la relación con Dios que envuelve toda la vida.
Otro tema importante para la Santa es la centralidad de la humanidad de Cristo. Para Teresa, de hecho, la vida cristiana es relación personal con Jesús, que culmina en la unión con él por gracia, por amor y por imitación. De ahí la importancia que ella atribuye a la meditación de la Pasión y a la Eucaristía, como presencia de Cristo, en la Iglesia, para la vida de cada creyente y como corazón de la liturgia. Santa Teresa revive un amor incondicional a la Iglesia: manifiesta un vivo “sensus Ecclesiae”, es decir, sentido de Iglesia, frente a los episodios de división y conflicto en la Iglesia de su tiempo. Reforma la Orden Carmelita con la intención de servir y defender mejor a la “santa Iglesia católica romana” y está dispuesta a dar la vida por ella. Otro aspecto esencial de la doctrina teresiana es la perfección, como aspiración de toda la vida cristiana y meta final de la misma.
Santa Teresa de Jesús es una verdadera maestra de vida cristiana para los fieles de todos los tiempos. En nuestra sociedad, a menudo carente de valores espirituales, muy infectada de mundanidad y paganismo, Santa Teresa nos enseña a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción; nos enseña a sentir realmente esta sed de Dios que existe en lo más hondo de nuestro corazón, este deseo de ver a Dios, de buscar a Dios, de estar en diálogo con él y de ser sus amigos.
Esta es la amistad que todos necesitamos y que debemos buscar de nuevo, día tras día: la amistad con Dios. La amistad más noble y elevada que podamos tener es la amistad con Dios. Que el ejemplo de esta Santa, profundamente contemplativa y eficazmente activa, nos impulse también a nosotros a dedicar cada día el tiempo adecuado a la oración, a esta apertura hacia Dios, a este camino para buscar a Dios, para verlo, para encontrar su amistad y así tener la verdadera vida. Así sea.
Lector que escuchó la homilía del padre Jaime Galvis G., párroco de Nuestra Señora de Los Dolores, y pidió replicarla.


La moral y el derecho
Señor director:

Diariamente hablamos de estos dos términos, tan sumamente importantes para aplicarlos en la cotidianidad de los seres humanos, pero para ello es imprescindible saber que es en principio la moral. Es un código de conducta que se basa en la tradición cultural de un individuo o sociedad. Puede variar entre diferentes sociedades y con el tiempo. Incluye normas que regulan la organización familiar, los deberes individuales, la actividad sexual, los derechos de propiedad, la verdad y el cumplimiento de las promesas.
Se acompaña de sanciones para asegurar su cumplimiento. Permite establecer si un acto es bueno o malo, o si está bien o está mal para la vida en comunidad. La importancia en la sociedad se orienta a permitir la convivencia entre personas o grupos con diferentes morales. Permite a la sociedad llevar una convivencia armoniosa y pacífica. Orienta nuestras acciones y determina cuáles son buenas o correctas, o malas e incorrectas. La palabra “moral” proviene del latín mos moris que significa costumbre. La moral es un conjunto de normas, valores y costumbres que orientan la conducta de las personas y regulan las relaciones sociales.
El derecho es un sistema normativo formalizado que establece reglas y deberes. Se impone de manera externa. Se garantiza su cumplimiento con las sanciones. Se basa en la racionalidad social. Se orienta a normar la conducta de los demás. Es un conjunto de principios y valores éticos internalizados por las personas. Se orienta a dirigir la conducta al bien. Su aplicación puede variar según las creencias y valores personales.
El derecho y la moral son conceptos que coexisten en la sociedad, y ambos influyen en el comportamiento humano. Sin embargo, tienen características y criterios de validez distintos. Ambos son modos de ejercicio de la razón práctica. El uso que cada persona haga del derecho debe ser examinado por su conciencia moral. Un derecho que se pretende correcto ha de incluir en grado aceptable unos mínimos éticos.
Álvaro Alzate Ussma

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