Las celebridades de las redes sociales
Señor director:

Desde niña, el destino la puso a prueba. Indignada por el impacto devastador de los residuos sólidos y la contaminación que han hecho metástasis en zonas vulnerables de nuestro planeta, dejando heridas y cicatrices imborrables, encontró en la academia ambiental del colegio y la universidad un refugio y una causa. Estos entornos, paradójicamente hostiles, la impulsaron a tomar las banderas de la transformación y a desarrollar, como primer paso, un documental sobre el tema de las basuras en Bogotá. Graduada como comunicadora social, con un diplomado en marketing digital y una habilidad excepcional para la actuación, se inspiró en las redes sociales y puso en marcha un ambicioso emprendimiento. Con carreta en mano, se sumó a los miles de recicladores natos de la capital, quienes primero fueron sus mentores y hoy son sus amigos inseparables.
Forjada en la calle como ambientalista, creó un exótico personaje llamado “Marce la recicladora”, que la catapultó al reconocimiento. Con cientos de miles de visitas en redes, hoy es una reconocida influenciadora que ha cruzado fronteras. En sus videos, propone iniciativas llamativas para cautivar a sus seguidores y, junto a ellos, contribuir a la
recuperación de ese lugar mágico que fue alguna vez la Tierra, antes de que su aniquilación se convirtiera en una posibilidad real. Personas como Sara, su verdadero nombre, tienen el poder de influir en los gustos, deseos, creencias y comportamientos de sus seguidores mediante la creación de contenido en plataformas digitales. Son nuevas celebridades que gozan de credibilidad, popularidad y admiración en comunidades y audiencias de nicho.
Su surgimiento ocurre justo cuando los medios habituales prensa, radio y televisión son menos confiables al estar controlados por grupos económicos que manipulan la realidad en función de sus intereses. Muchos influenciadores alegran el día con contenido de calidad, divertido y entretenido. Sin embargo, algunos recurren a estrategias astutas y poco éticas, como la compra de seguidores y likes para ganar más popularidad. Además, al recibir dinero de marcas y
empresas, pueden verse presionados a publicar información aburrida, de baja calidad, o promocionar productos, medicamentos y dietas sin respaldo científico. Las empresas saben cómo llegar a los influenciadores, pues estos, como líderes de opinión, gozan de un nivel de credibilidad muy superior al de la publicidad tradicional.
Para evitar ser engañados, los seguidores tenemos el deber casi moral de no confiar en una sola fuente, contrastar la información con otros medios y corroborar su actualidad.
Orlando Salgado Ramírez

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