Padre Stu Long, historia real
Señor director:
Este sacerdote murió de 50 años, en Big Sky, casa de discapacitados en Montana, Estados Unidos, donde fue traído en silla de ruedas por su padre, luego de su ordenación sacerdotal. A pocos días, las colas para ingresar a Big Sky fueron aumentando. Personas que querían conversar o confesarse con este sacerdote. Su ordenación fue sorpresa. Los obispos la descartaron por su enfermedad de distrofia muscular progresiva.
Aproximándose a la capilla, conducido por sus padres, vio a la que fue su novia, muy elegante. Pensó que lo iban a casar ahora que estaba próximo al uso de pañales. Luego vio varios obispos y sacerdotes que lo esperaban para su ordenación. Con ayuda se vistió y acostó para el “ora pro nobis”. Desde su silla de ruedas hizo la homilía. “Mi jefe decía que yo era mala publicidad para su tienda de mercado. Llegaba con la cara herida (boxeo). Ahora estoy peor. Pero este sufrimiento es un regalo de Dios. La naturaleza física se va acabando, pero la espiritual se renueva y tendrá vigencia eterna. Padre, por qué me abandonaste. El amor de Dios convierte al peor hombre en creyente. Dios escogió mi forma de morir y se lo agradezco”. Su ingreso al seminario fue difícil pues fue boxeador y preso en dos ocasiones.
Le dijo al Obispo: “Dios me quiere aquí. Si fracaso, qué pierde usted. Jesús dijo: perdónalos porque no saben. No vino a condenar sino a perdonar. Las luchas nos acercan a Dios”. Fue aceptado. Jugando con sus compañeros cayó al suelo y no podía levantarse. Exámenes médicos. Diagnóstico: miositis. Crisis personal. “Por qué yo, Señor”. Llanto y quejas. Luego dice: “Aquí estaré Señor para ti. Cuando Dios lastima quiere que estemos cerca de Él”. Su entorno cristiano se inició cuando la familia de Carmen le exigió ser bautizado para aceptar su matrimonio. Hizo el catecumenado de iniciación cristiana.
Una noche salió de visitar a Carmen y entró a un bar. Un hombre con rostro agredido le dijo: “La vida da muchas razones para estar enfadado y solo una para estar agradecido. Tienes una oportunidad. Y no conduzcas así. ¿Este hombre qué bebió? Agua, le contestó el cantinero”. Salió en su moto. Tuvo un terrible accidente y una visión de María: “no vas a morir, mi hijo te ama”. Luego del tratamiento le dijo a su novia: “Estoy cambiado. Quiero ser sacerdote”. Fue reconocido boxeador en Montana; vendedor en supermercado en los Ángeles, pues quería ser actor de Hollywood. Hizo una publicidad en T.V.
Alirio de los Ríos Flórez.
Luto en la carrera 23
Señor director:
La carrera 23 y los artistas que ejercen su actividad en la calle están de luto con el fallecimiento de doña Floralba, quien durante largos años interpretó sus canciones al lado de su esposo, tocando con utensilios de palo y cocos de plástico. Inicialmente su género musical era variado, pero luego se dedicaron a la música cristiana, cariñosamente los llamaban “Los nada qué ver” refiriéndose a su nombre como dueto, por ser invidentes.
Desde hace tiempo solo hacía presencia el esposo de la fallecida, ya que ella permanecía en casa debido a que venía muy enferma y era oxígeno dependiente por haber hecho de comer toda la vida con petróleo, el humo le afectó los pulmones; precisó su esposo. Se convirtieron en unos personajes muy famosos, queridos, admirados y respetados. Enfrentaban cualquier clima, nunca faltaban y siempre se tomaban de la mano, como novios, en expresión de amor, cariño y armonía ejemplarizante.
Alvaro Alzate Ussma.