“Limpiar el idioma”
Señor director:

El idioma es un organismo que vive en cada uno de nosotros. Tiene su savia -sangre- en cada palabra,
su música en cada fonema; posee su encanto en todos los milagros de comunicación y esperanza. Su realización está en el habla, con la cual exteriorizamos nuestra intimidad y su bullicio, y el alma de nuestros silencios.
Cada letra, sílaba, palabra y oración son una invitación a la creatividad, al desahogo de nuestra imaginación, al reencuentro con la euforia que acaricia con sonoridad, la posible belleza de cada lenguaje e inspiración...
No pueden la bazofia, la truculencia rampante, la ramplonería de quien no piensa, el vigente y cacofónico «pangonorreísmo», el uso extranjerizante, cada vez más ridículo (¡qué tal el “okay”, incansable muletilla de niños y niñas de ahora; este es el «kit» para tu equipo de sonido) de quienes creen, así, ser bilingües, y descrestar a una sociedad aparente.
La jerga enferma de muchos refleja la pérdida de valores y principios que se gestaban desde la cuna... Nuestro idioma es para alimentar las habilidades comunicativas: al escuchar con atención y asombro; hablar bien, con fluidez, expresividad y cordialidad; escribir mejor, con el vuelo de las águilas y de las gaviotas, que no encuentran límites en sus ascensos, y leer, comprensiva y críticamente para liberar nuestro espíritu, desalienar las influencias esclavizantes de los medios de comunicación, y darle altura a nuestra cultura, siempre en pro de los criterios de lo castizo, lo correcto y lo perfectible de nuestros varios tipos de lenguajes.
Es urgente erradicar la violencia verbal: escuchar, para que aprendamos la verdad y la sabiduría de la vida; leer, con nuestro cerebro en vigilia, para descubrir todas las posibilidades del universo, y saber qué nos libera y qué nos puede manipular; hablar con criterio, con la esperanza de elevar los vasos comunicantes, y acompañarnos, por los espacios y la fugacidad continuada de nuestros días; escribir, nuestro ayer, nuestro hoy y nuestro mañana con sentimiento, razón, inteligencia y equilibrio.
Tenemos que volar con las alas de nuestro idioma. ¡Al rescate de nuestro horizonte lingüístico, por siempre!...
Jorge Clemente Jiménez Fernández


Todos afectados
La mayoría de nosotros los colombianos somos de clase media y baja, no de la élite, y hemos trabajado para vivir sin lujos, pero sin que nos falte nada, y la ridícula consulta popular que pretende hacer este Gobierno no es para quitarle privilegios a la élite; es para todos, los de la élite y los que no lo somos. Como la reforma a la salud y la reforma pensional, que no sirven.
Laura Victoria Franco Botero

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