No soy aficionada al fútbol. No me molesta pero tampoco me entusiasma. A veces veo partidos por televisión, pero no sigo la Liga, no sé quién es el goleador Sub-20 de la temporada, ni la alineación de Brasil en el 70, ni la del campeón de la Copa Libertadores en 2004. Perdón por la herejía.
Pero el fútbol es un fenómeno cultural, más allá de chalacas y penaltis, y entonces me interesan las barras bravas, la discriminación en la liga femenina, el Mundial, los álbumes de Panini, la polémica detrás del canal pago de Win Sport y Andrés Escobar. Soy aficionada de lo extrafutbolístico: cuando fui al templo del fútbol que es la Bombonera, en Buenos Aires, disfruté más los cantos de La 12 que el juego del Boca contra un deslucido Colón.
En 2017 estuve a punto de escribir sobre el Once. El exalcalde Octavio Cardona propuso subirle $50 al pasaje en buseta para salvar al equipo de su crisis económica y yo vi ahí la pasión ciega que enciende el fútbol: un hincha desbocado quería ayudar desde su rol de autoridad y planteó un exabrupto. Por suerte nos salvamos de ese gol.
El argumento de ese entonces era simple: el Once Caldas es una empresa privada, pero es un patrimonio manizaleño: una institución de la cultura local y si se hunde nos hundimos todos. Fueron frases con la desmesura del hincha, orientadas a evidenciar que no es lo mismo que se quiebre el Once Caldas que una fábrica de palillos. Y aunque jamás apoyé la iniciativa, sí hay diferencia entre un equipo de fútbol y otra empresa privada: hay un fenómeno cultural que la atraviesa.
Lo mismo ocurre con los medios de comunicación. La plata es del dueño, que puede ser una persona honorable o un prófugo, pero su razón de ser son las audiencias. A los medios, como a los equipos de fútbol, los desborda el registro de Cámara de Comercio que certifica su naturaleza jurídica. Lo que hacen tiene un impacto público, así se haga con capital privado y ánimo de lucro.
Escribo esto por un incidente entre el Once Caldas y LA PATRIA. Este periódico publicó el martes un espacio en blanco en donde debía ir la foto del partido del lunes en el Palogrande. Explicó que no publicaba imágenes porque el equipo negó la acreditación de algunos de sus periodistas y fotógrafos. El Once sacó un comunicado diciendo que “el personal de LA PATRIA ha cometido reiteradas violaciones al protocolo de medios de la Dimayor” y otro comunicado de la Fundación para la Libertad de Prensa, Flip, informó que la censura también afecta a periodistas de RCN Radio, y que la decisión del veto la tomó Tulio Mario Castrillón, directivo del Once, porque “los reporteros a los que se les había negado la acreditación, a su juicio, eran mentirosos y que él podía tomar esta determinación porque el equipo es una empresa de su propiedad”.
No me interesan los partidos pero sí la libertad de expresión. Gracias a periodistas que se saltan protocolos supimos de los sobrecostos en las sillas del Estadio Palogrande y de las relaciones entre narcos y equipos de fútbol. El buen periodismo es desobediente: duda, pregunta y confronta porque es contrapoder. No traga entero ni está para adular. Ni los empresarios ni los políticos pueden elegir cuál periodista puede entrevistarlos y cuál no. Un medio tiene autonomía para decidir qué reporteros cubren qué fuentes y una fuente debe recordar el derecho constitucional de la ciudadanía a acceder a información de interés público. Alguien dirá que se trata de una empresa privada... pero ese interés privado del propietario no era el que relucía cuando querían cobrarnos $50 en las busetas, ni creo que sea el de los patrocinadores que apoyan al equipo en épocas de bajo rendimiento deportivo como la actual, o el de los mandatarios que deciden que el estadio, que es un bien público, se presta o se alquila.
Son muchos los elementos en juego. Si se manejan como un mero asunto privado, sin interés público, se colige entonces que poco interesa la 12: el público. Me parece un autogol, o al menos un fuera de lugar.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015