No se trata de un nuevo desmembramiento de Panamá sino de una magna celebración que en estos días se realiza en nuestra vecina nación con la jornada mundial juvenil con asistencia del papa Francisco, encuentro de vitalidad y esperanza para el presente y el futuro.
De la Arquidiócesis de Manizales asiste una numerosa delegación en su mayoría universitarios y pertenecientes a movimientos eclesiales que luego regresarán para inyectar el mismo entusiasmo a nuestra juventud invitando al compromiso osado y valiente en la construcción del nuevo orden mundial.
El papa ha invitado a no tener miedo a las actuales circunstancias que vive la humanidad pues es evidente que estamos en una nueva época histórica con los impactos a nivel ecológico, político, económico, familiar, religioso y personal; resalta como modelo de actitud a la Virgen Madre María de Nazaret que enfrentada a situaciones novedosas en su existencia dijo un sí rotundo y definitivo superando todo miedo con una respuesta generosa y valiente.
Acontecimientos con esta JMJ ponen telón de fondo con pinceladas de esperanza y estímulo pues es sobresaliente el entusiasmo de la juventud eclesial que dice sí a la nueva evangelización del mundo en alegría y generosidad; algo bueno y luminoso saldrá de este importante encuentro para todos.
Hay que tener en cuenta que los jóvenes en la preparación al encuentro mundial señalaron que necesitan en los presbíteros o curas coherencia de vida para sostener la credibilidad en su ministerio.
Se une a esta petición juvenil en forma acertada la celebración del Retiro anual o ejercicios espirituales de una semana que el clero de la Arquidiócesis de Manizales y vale anotar que clero de otras latitudes nacionales adelantan como espacios de reflexión, oración y renovación de vida y compromisos.
En tres tandas de lunes a viernes, es decir en tres semanas, el clero de la Arquidiócesis bajo la dirección del señor Arzobispo asiste en el sitio de Villa Kempis a esta central jornada que ilumina con la Palabra de Dios todo el Ministerio sacerdotal y lleva a dar el paso a una conversión y mejoramiento de vida bajo el parámetro de la santidad.
Los 180 presbíteros de la Arquidiócesis están viviendo estos retiros que traen una renovación, purificación e impulso para continuar el testimonio de un servicio como el Buen Pastor de todos. Este año se inicia con estas jornadas llenas de esperanza.
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