Empiezo esta reseña con una diatriba: No es justo que se les pague a los caricaturistas de este país, no hay derecho a que ellos por hacer unos cuantos mamarrachos ganen clics, favs, likes y compartidos, menciones, entre otras nuevas formas de viralización para alcanzar la fama.
No es justo por una sencilla razón, porque los políticos colombianos se la ponen muy fácil. Eso le decía esta semana medio en serio medio en broma a Hómez, el hombre que con sus caricaturas en LA PATRIA nos recuerda todos los días que eso que con sus muñecos parece un chiste, son apenas reproducción de lo que sus originales repiten a veces en formas más risibles. Basta escuchar unos cuantos servidores públicos de la Administración local o a su candidato para reír hasta desternillarse.
Colombia cuatro años después es el más reciente libro de Julio César González, el buen matador pereirano, que insiste en que no se trata sino de un resumen de un país sin presidente.
Matador inmortalizó al presidente de Colombia como un Porky con banda presidencial. El prólogo del nuevo libro es de Daniel Samper Ospina, otro caricaturista, pero de la palabra, la misma que le sirve para advertirnos: "Abundan memes del muñeco Porky con la banda tricolor terciada en el pecho; y, en términos generales, todo aquel que quiera atacar con vehemencia al rollizo jefe de Estado de la economía naranja acude con saña a aquella comparación rastrera, a todas luces injusta. Porque si existe un animal sano y bueno, y a la vez valeroso y tierno, ese es el cerdo: el rosado y rozagante marrano que merece un lugar destacado en los libros de la historia, acaso a diferencia del hombre con el que se le compara".
Bueno es este repaso, desde que Duque comenzó su camino a la Presidencia, siempre con un poco de humor. Aprovechen para comprarlo hoy y entreténganse mañana con los dibujitos inspirados en las tonterías que dice y hace tanto político y, de pronto, eso le permite reflexionar para que no bote su voto por cualquier protagonista de estas caricaturas y decida apoyar a tanto buen personaje que aspira a entrar a la política y que no tiene para pagar por los votos. Y que no predica, no sataniza, no estigmatiza, no lleva a posiciones extremas. Que prefiere la ponderación y la dialéctica. A esos es a los que necesitamos. Ah, y recuerde, hay que ponerle un poco de humor a la vida. Reír para no llorar. Aquí una muestra. #HablemosDeLibros y de caricaturas.
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