Más fascinante que adentrarse en las páginas de un buen libro puede resultar la conversación con el autor. Para mí, siempre resulta aleccionador entender cómo se construye una obra, por qué el creador se decide por un final o por otro. Cuándo decide si se convertirá en una serie o si morirá allí.
Claro, también resulta todo lo contrario. Hay autores a los que es mucho mejor leerlos que escucharlos, pero son menos. En los tiempos que corren, de ferias de libros, de presentaciones en promocionados conversatorios, de encuentros de escritores, algunos autores se han vuelto verdaderos vehículos óptimos de mercadeo de sus propias obras. Sé de varios que son mejores promocionándose que escribiendo.
El ser una especie de vedete se vuelve parte de su trabajo y así lo asumen. Otros siguen siendo unos tímidos, pero sus asesores saben sacarle a esa timidez el provecho para cautivar masas. He visto gente llegar a presentaciones de libros. Los compran. Van a donde el autor al final del conversatorio para que se lo firme. Y luego me encuentro a esas personas y les pregunto cómo les pareció y me he llevado la sorpresa de que nunca lo leyeron. Como cuenta el columnista José Jaramillo que le pasó con un amigo que le compró un libro y se lo quedó debiendo. Después, cuando fue a pagárselo, José le preguntó cómo le había parecido. Y la respuesta fue contundente: “¿Es que además de comprarlo había que leerlo?” Las historias detrás de los libros siempre son mejores.
No importa si suceden esas cosas, el libro permanecerá en algún lugar de su casa esperando al lector que lo rescate para consumir sus páginas.
La IX Feria de Libro de Manizales, de la Universidad de Caldas, que empieza el martes es una oportunidad para conocer a los autores, para dialogar con ellos, para entender sus obras, para polemizar si no nos gustaron o para tratar de saber por qué decidieron matar, casar, abandonar, proteger a ciertos personajes. Es una posibilidad siempre de hablar de libros, que es de lo que se trata esta columna. Así que allá nos vemos.
El miércoles
El miércoles en la tarde hablaré en el Rogelio Salmona, a las 2:00, con un escritor con bagaje y cargado de humor como es Antonio García Ángel. La charla será sobre Su casa es mi casay sobre otros libros más, como Decliveo Recursos Humanos. Esa misma tarde, pero a las 4:00 dialogaré con Diego Villegas sobre su ópera prima, La nueva vida, de la que hablé en esta columna hace un par de semanas, y cuyo personaje principal es ideado en Chinchiná con paso por Manizales, antes de viajar a otras latitudes.
A las 5:00 dialogaré con el prolífico y polifacético autor Orlando Mejía Rivera sobre Recordando a Bosé, esa novela íntima que él ha llamado su declaración de amor a Manizales.
Así que miren a ver si se animan y deciden acompañarnos a uno o a los tres conversatorios. Los entrevistados, les aseguro, no los harán aburrir. No puedo prometer lo mismo del entrevistador. Vayan y #HablemosDeLibros.
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