La historia de la medicina es pródiga narrando las devastadoras enfermedades infecciosas que a través de la existencia milenaria del ser humano han producido cientos de millones de muertos, lo cual implica necesariamente a los microorganismos como causa de enfermos, con o sin síntomas, que no murieron cuyo número exacto es imposible calcular.
Todo ha cambiado y nada ha cambiado. En el año 3180 aC, en la época del emperador egipcio Shemsu, se reportó una gran pestilencia equivalente a una epidemia actual.
La bacteria Yersinia pestis causa de la peste, produjo una epidemia, en 1190 aC. Posteriormente en diferentes épocas fue el azote de los pueblos que tenían problemas con los transmisores, pulgas y roedores. Consecuentemente en China, 1850, se inició la tercera gran pandemia de la conocida Muerte Negra.
Es paradójico conocer que en el año 1122 antes de Cristo se describió por primera vez en China una enfermedad que se cree era viruela. La historia de la viruela es fascinante, hasta que el inglés Edward Jenner, 1796, fue el padre de una moderna vacuna. En 1980 se declaró erradicada la viruela.
La humanidad no puede olvidar al menos otras grandes calamidades como: El cólera y la influenza con sus variantes. Colombia debe olvidar: La malnutrición, la violencia, las enfermedades mentales, las lesiones cardiovasculares, el dengue, el paludismo, la tuberculosis, las muertes maternas, las infecciones entéricas y otras que presentan una importante letalidad y son problemas de salud pública.
Endemias, epidemias y pandemias se han sucedido continuamente. Los seres humanos no tienen por ahora la capacidad de prevenir todos los nuevos microorganismos que pueden comprometer su especie y tampoco ha logrado erradicar algunos viejos enemigos. El control a los diferentes microbios: Virus, parásitos, hongos, bacterias, rickettsias ya existentes, radica en las vacunas; el mejoramiento y control del medio ambiente; la erradicación de transmisores perjudiciales, conservar un cuerpo sano o al menos bajo control; además, fármacos para preinfección y postinfección. A pesar de todo, es insuficiente
¿Qué demuestra el ejemplo de la actual pandemia, una epidemia en dos o más continentes, por el virus Corona? Simplemente, la fragilidad de la especie humana. Hay que pensar que pueden aparecer otros microorganismos, toxinas, venenos y la lista es grande de organismos y elementos biológicos o químicos, que pueden arrasar a la población de una región, un país o un continente, ello sin contar con la radioactividad que puede llegar a producir un cataclismo.
Nadie puede asegurar hoy que no será una víctima del virus que está circulando, junto con otros que son patógenos. Existen personas susceptibles por doquier, en medio de un ambiente que permite la fácil transmisión.
La impotencia del ser humano a pesar de las medidas que se adopten es evidente. Por ahora no se sabe cuándo y cuál será el fin de esta pandemia. Solo el apoyo entre los seres humanos podrá ser la mejor barrera de prevención y rápida solución al problema sanitario.
Ahora la tecnología está avanzando en el logro de una vacuna para el futuro y ello confirma que a pesar de la ciencia, el ser humano en su plena dimensión, está a merced de un microorganismo tan pequeño que solo mide 120-160 nanómetros de diámetro. Lo que también sucede con otros microbios verdaderos asesinos del ser humano, ya sean reemergentes o que aparecen como nuevos o derivados de otros por vía genética. Ayer, en Science, los investigadores advirtieron del mayor riesgo en personas con infecciones previas ocultas. Un indicador siempre presente.
A la hora de escribir este artículo se ha anunciado en Manizales un caso importado de virus Corona, aparecerán otros y así sucederá en todo el país, el continente y el planeta. No hay escapatoria. Lo que debe primar es la delimitación del proceso de propagación e infección.
Cada caso es la demostración de la debilidad intrínseca del ser humano, quien no es una máquina a pesar que se quiera confundir antinaturalmente con ella y se pretenda que debe desplazarlo sin lograr ubicarlo en otro papel acorde a su integridad como ser humano. ¿Cuándo aparecerá otro microbio? No se sabe. Sin embargo, hay que rechazar enfáticamente a quienes manipulan y politizan el tema y las acciones.
Nota: La Ciudad Universitaria es un excelente emblema real para Manizales.
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