Difícil revivir la Copa Libertadores 2004 sin que la piel se erice, y una lágrima brote por la emoción de esos momentos únicos, imborrables, ligados al corazón del hincha.
Esta semana -metido en las redes- vi las imágenes del 2-1 sobre Sao Paulo que le permitió al Once Caldas clasificar a la final frente a un Palogrande delirante e imponente.
Que sigue -entre otras- sin que le pongan una leyenda en su portada, o parte exterior, que haga recordar que es la casa del campeón de América 2004. ¡Algún día!
Herly Alcázar atropellando por el centro tras un cobro de Valentierra, y Jorge Agudelo con un enganche sensacional y remate cruzado, marcaron los goles aquella inolvidable noche.
Llanto y abrazos en la tribuna, Henao festejando de rodillas, el grupo compacto tras el técnico Montoya, y fiesta total con invasión de reporteros al campo en pos de la entrevista.
Luego el éxtasis en esa final contra Boca, y una copa inconmensurable, ganada a pulso, con jugadores que se la creyeron, y dejaron el alma sobre las limitaciones y adversidades.
Lo traigo a cuento porque tengo la sensación de que Once Caldas se armó bien para la Liga, pero va a depender en demasía del provecho que le saque Bodhert, y de la motivación que logre de un grupo con gente que sabe del oficio, y con recorrido.
Algunos con pasado reciente no lustroso, y cito los casos particulares de Carlos Lizarazo, crack en sus inicios con Deportivo Cali, y de Javier Reina, notado siempre como un talentoso volante.
Ambos de excelente condición, influyentes en el juego, venidos a menos en los últimos meses; Lizarazo suplente en América, y Reina discontinuo en el Ceará de Brasil.
En sus inicios se les calificó como promisorias figuras de nuestro fútbol, quedándose en eso, sin que se consolidaran, y con temporadas perdidas.
Si recuperan compromiso y alegría, y añaden ganas y actitud, habrá equipo, porque en lo táctico las ideas están definidas, y en mando prevalecen autoridad y respeto.
Jean Carlos Blanco también arrancó súper su carrera y se fue diluyendo, y Darío Rodríguez fue goleador en Bucaramanga antes de una lesión, y en el Pasto no dio pie con bola.
Es decir, hay material, futbolistas con finas expresiones, que si ponen de su parte, retoman el nivel y entienden lo que tienen, podrán garantizar una temporada exitosa.
Ya lo hicieron Nieto, Arias, y otros que vinieron siendo suplentes en sus equipos, y rindieron, acompasados de la mano de Bodhert, cuya ascendencia quedó comprobada.
Inclusive -yendo más atrás- en el Once Caldas hallaron su nicho Ómar Suárez, Fabián Martínez, Roberto Vidales, y hasta el mismo Valentierra, quienes sintonizados con el ambiente, solo aquí esgrimieron sus mejores faenas.
Por eso la comparación con los tiempos de Copa cuando -sobrando agallas- los históricos del título se hicieron matar por una afición que enloqueció por ellos.
Lewis -ya casi de salida- aporta experiencia, Mosquera, Salcedo y Harlin son jóvenes, y con la base del semestre pasado todo tiende a un proyecto ambicioso y triunfador.
Sumándole actitud a la calidad que se percibe en algunos nombres, y tratando de fortalecer un producto ya trabajado, se tendrá un plantel para manejar la pelota que parte de un módulo definido con propuesta ofensiva, que es el sello Bodhert.
Ojalá funcione, porque a diferencia del campeonato pasado, en número son dos jugadores por puesto, apenas normal cuando se avecinan tres competencias en simultánea.
A propósito, arrancó la Liga, Junior y Tolima por nómina y presente, Santa fe por refuerzos, Medellín por continuidad, Nacional siempre, y Once Caldas encabezando el lote intermedio, aparentemente son los más fuertes.
Hasta la próxima…
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