Los resultados electorales del 13 de marzo al Congreso, ahora tres años, enterraron la aspiración de Germán Vargas Lleras a la Presidencia de la República.

El líder natural de Cambio Radical venía de ser derrotado en las presidenciales del 2018, después de convertirse su Partido en la principal fuerza política con 19 senadores y obtener una votación de 2.1 millones de votos que no lo acompañaron en la presidencial, en la que solo obtuvo 1.4 millones de sufragios.

Paradójicamente, dos claras posiciones se interpusieron en su camino en busca de la Presidencia.

Sus reservas frente al proceso con las Farc le hicieron perder el afecto de Santos, quien no lo apoyó en la búsqueda del poder para el 2018, y ante el alto desgaste del Gobierno Santos, del que no supo desmarcarse a tiempo como vicepresidente, el electorado le cobró a Vargas Lleras el apoyo dado a una Administración altamente desprestigiada, pese a su excelente desempeño en la dirección de sectores estratégicos como infraestructura, vivienda y agua que lo mostraron como gran ejecutor.

El 2022 fue el año que determinó el fin de su carrera política. Hoy la situación es otra.

La compleja situación del país en los actuales momentos, de grandes dificultades en todos los órdenes, requiere de la ayuda decidida de todos los colombianos de bien para elegir al más capaz y conocedor del país y de los entresijos del poder político.

Sin lugar a dudas, Germán Vargas Lleras es el hombre indicado para que, de ser necesario, a punta de coscorronazos enderece el rumbo equivocado de la Nación, impuesto por el primer Gobierno izquierdista en cabeza del guerrillero del M-19 Gustavo Petro, cuya organización criminal fue la responsable de la desaparición de las conciencias jurídicas del país en el Palacio de Justicia.

Preparado Petro para destruir, no para gobernar, anunció en su alocución del pasado 11 de marzo la convocatoria a una Consulta Popular para impulsar las reformas laboral y de la salud, abiertamente inconstitucional, convocando al pueblo a las calles a defenderlas, no en democracia sino a la fuerza, como igual lo hizo con el Paro Nacional de abril del 2021 con sus desastrosas consecuencias.

A 14 meses de la elección presidencial el número de aspirantes a la primera magistratura es de absoluta perplejidad, no menos de 30 aspirantes lo que sería un suicidio político.

En sana lógica y con lo sucedido en las presidenciales pasadas, máximo tres candidatos sería lo indicado.

Por ello insistimos en nuestro planteamiento de cordura política, para que la dirigencia nacional deje el egoísmo a un lado y pensando en la suerte futura de la Nación se una en torno a un candidato fuerte que nos saque de esta difícil coyuntura en que nos metió el populismo de la izquierda.

La grandeza de nuestros expresidentes Gaviria, Pastrana, Uribe, Santos y Duque debe llevarlos a entregar el Tricolor Nacional en las manos de Germán Vargas Lleras, para que, con su preparación y ejecutorias, sea reconocido como el único candidato capaz de liderar desde la Presidencia el cambio urgente que el país reclama.

Si de agradecer se tratara tanto respaldo dado por los colombianos a sus expresidentes, este sería el momento propicio para hacerlo.

Sin unidad, no será posible el cambio. Por la suerte futura del país y la grandeza de Colombia, adelante expresidentes.