Pasaron las elecciones del 29 de octubre y el país habló. Los resultados de las elecciones les mostraron al presidente y al actual Gobierno su descontento; mucho más que una encuesta o medición de esas que hacen los expertos y que dicen que Petro tiene una desaprobación del 60% para octubre del 2023, cuando en agosto del año pasado era del 20%, en un poco más de un año este presidente se ha encargado de poner a vivir maluco a la mayoría de los colombianos, que ven cómo su canasta familiar se encarece, sus posibilidades de viajar disminuyen, la gasolina está cada vez más cara y los servicios públicos también.

Si hace cuatro años lo que nos motivó a votar fue una protesta contra la corrupción de la clase política tradicional, este año la gente mostró su angustia por el encarecimiento de la vida. A todos nos está doliendo el bolsillo y cada que vamos a hacer mercado nos damos cuenta de la manera brutal en la que sube la cifra que tenemos que pagar para llevar los mismos productos que antes comprábamos con mucho menos.

Lo que sucedió en la capital fue la mayor muestra del descontento de la gente: Bogotá, la gran electora de izquierda, le dio al candidato del Pacto Histórico menos del 20% de los votos, que no le sirvieron ni siquiera para ubicarse en el segundo lugar de la contienda, Carlos Fernando Galán lo triplicó en votación y eso me alegra en el alma, pues esto representa el renacimiento de un grupo político que fue muy importante en nuestro país, el Nuevo Liberalismo, este resurgimiento tal vez permita recoger lo mejor de las ideas liberales y un actuar con decencia, que pienso que los que ya no creemos en el liberalismo es lo que más le reclamamos al Partido. A mí me duele porque fue el partido político de mi padre, pero él fue un liberal honesto, tal vez de los últimos que hubo en este departamento; desde Renán Barco hasta Mario Castaño, pasando por Ferney Tapasco la secuencia es vergonzosa, no sé cómo volver a confiar en un liberal.

En Manizales supimos elegir, en Jorge Eduardo Rojas Giraldo se conjugan la experiencia y las buenas ideas, que él sabe llevar a la realidad, estoy segura que tendremos una muy buena Alcaldía por los próximos cuatro años. En Colombia varias fueron las ciudades y los departamentos que eligieron personas que ya habían sido electas en anteriores administraciones, el caso más emblemático es el de Alejandro Char y Eduardo Verano de la Rosa, quienes van a ejercer su tercer periodo como alcalde y gobernador respectivamente. En Medellín la aplastante votación de Fico Gutiérrez habla por sí misma, la gente quedó muy decepcionada de la alcaldía de Daniel Quintero.

La grata sorpresa fue la elección del alcalde de Cali, Alejandro Eder, su perfil de empresario le da mucha tranquilidad a una ciudad muy golpeada por la violencia, donde el paro, que protagonizaron los que llevaron a la Presidencia al actual mandatario, la dejó maltrecha, ya de la sucursal del cielo queda poco, pero la promesa de este nuevo alcalde es devolverle el esplendor a Cali, darle nuevas oportunidades para que resurja y vuelva a ser la ciudad que fue.

Creo que el país habló claramente, no hay confianza en este Gobierno y en quienes lo representan. Que esta sea la oportunidad para que gente decente y preparada dirija los destinos de nuestro país. La mejor de las suertes para los nuevos alcaldes y gobernadores de Colombia.