Piensan algunos sabios que la felicidad es un estado de plenitud, no es la exaltación de la alegría, no es la euforia, es más bien un estado de serena calma, que va acompañado por el cultivo de la imperturbabilidad: “Mi paz interior es invulnerable a todo suceso”, es una frase que aprendí hace mucho tiempo, pero es más fácil repetirla que asimilarla, pues somos humanos en la carrera de la vida y en ella encontramos enormes obstáculos que nos enfrentamos con nuestra fragilidad.
Es por ello que necesitamos herramientas que nos ayuden a recobrar nuestro centro ya llegar a ese ansiado punto neutro, en el que habita la imperturbabilidad. Acá les comparto una maravillosa lectura, que les recomiendo hacer diariamente, se llama Anti-virus para la mente:
“A partir de hoy dominaré con plena, total y absoluta conciencia la energía emocional que hay dentro de mí. No permito que me invadan pensamientos de enfermedad, fracaso o indecisión. Soy fuerte y enérgico, valeroso y capaz. Me enfrento a la tarea de hoy con fe en mí mismo y con confianza en la suprema ley de la evolución del espíritu: Hoy somos lo que ayer no éramos y mañana lo que hoy no somos. Esta meditación silenciosa sobre mi yo real me sostiene equilibrado y sereno y no hago caso a lo que ocurre en mi mundo exterior con empeño de hacer cambiar mi pensamiento y mi intención recta.
“Soy más importante que cualquier acontecimiento, soy dueño de las circunstancias, porque estoy convencido de que las cosas no nos afectan en la vida por lo que son en sí, sino por lo que pensamos acerca de ellas.
“Tengo inmensurable fuerza de poder, nunca me desaliento; reconozco que el secreto del triunfo no consiste en no caer, sino en no permanecer caídos. Que ser sereno es ser sabio de las cosas del mundo y la naturaleza, que la serenidad es la verdadera potencia, solo en ella estriba todo el éxito de la carrera de los hombres. Amo todo lo que soy y lo que he conseguido hasta hoy. No necesito sino un muy pequeño cambio para ser feliz y sentirme y realizado en la vida.
“Sé que no puedo poseerlo todo, pero yo soy parte del universo que es infinito y eterno, por lo tanto todo lo tengo, todo lo soy. Sé que la felicidad es un estado mental que no depende de los demás sino de mí mismo, que no hay camino a la felicidad; la felicidad es el camino”.
El autor es Francisco Ovando, ya fallecido, le agradezco que lo haya escrito y haya sido difundido, hasta llegar a mí, a través de una amiga a quien quiero mucho, Marta Gaviria, ella misma es un ejemplo de todo lo que propone este texto; mujer llena de luz y de equilibrio, quien además no escatima en compartir estas palabras de gran sabiduría.
Espero que a ustedes les sirva y los acompañe en momentos de duda, pero ante todo recomiendo su práctica cotidiana, para que cuando la crisis llegue ya tengan la herramienta interiorizada. Les deseo paz, amor y serenidad para vivir cada uno de sus días.