Se confunden, pero si las analizamos detenidamente son muy distintas, la pasión y el amor a veces van de la mano, en otras ocasiones caminan separadas; puede haber amor sin pasión y también lo contrario. Algunos niños que están pasando a su adolescencia no tienen idea de lo que es el amor romántico, con tanto bombardeo de imágenes eróticas creen que el amor está ligado al morbo, que no existe el uno sin el otro y por eso se desbocan a vivir una vida sexual activa para la que, en mi concepto, no están preparados, en otras palabras se dejan dominar por la pasión sin construir ni entender lo que es el amor en una relación.
Y ¿qué tal los crímenes pasionales? Hace apenas un par de días vi la noticia de un hombre que mató a su pareja sin importarle dejar a tres niños huérfanos, ¿es eso amor, o alguna vez lo fue? Ese deseo de poseer al otro, el creerse dueño del otro es lo más lejano al amor que hay, pero en este país de irracionales nos creemos amos y señores de las parejas, los hijos y hasta de los equipos de fútbol. Así es, toda esta larga reflexión para hablar de un fenómeno que aqueja a los estadios del mundo y que en nuestro país ha tomado fuerza, lo que vimos hace unos días, cuando una hinchada furibunda se volvió en contra de su equipo, invadiendo la cancha de fútbol en pleno partido, agrediendo a los jugadores y al técnico, de paso a las mujeres y hombres policía, que trataban de controlar una situación que se salía de toda lógica. Todo ¿por qué? Porque su equipo iba perdiendo dos a cero. Entonces ¿es esto amor o pasión?, definitivamente cae en lo segundo, porque el amor de un verdadero hincha debería ser incondicional; aceptar y acompañar la derrota de su equipo tanto como se celebra la victoria. Esas personas que se tiraron a una cancha a agredir a los jugadores no son hinchas fieles, son personas que están esperando un resultado y si no es de su agrado se sienten con el derecho a castigar con violencia. Esto es absolutamente inaceptable.
La educación emocional es algo que está pidiendo a gritos el mundo actual; falta tolerancia, compasión, paciencia, altruismo, aceptación del fracaso tanto como del triunfo, así mismo en las parejas se debe educar al ser humano para dar lo mejor de sí mismo y amar al otro incondicionalmente, eso implica también aceptar cuando una relación se termina y hay que dejar ir, porque el que ama verdaderamente entiende que la felicidad del otro puede estar en un lugar distinto o con una persona diferente, eso sí es verdadero amor, pero el apego a veces ciega a las personas y las hace agredir, intimidar, manipular y, a veces, hasta matar al otro, antes que permitir que busque su propio camino.
Este artículo no pretende sentar cátedra, es apenas una reflexión personal de una mujer que está asombrada por lo que ve a su alrededor, que se estremece con algunas noticias de lo que sucede en su país y que ve cómo el vacío de principios y de moral cada vez es más evidente y llega a escenarios como los estadios de fútbol, los colegios y lo más triste de todo, a los hogares.