El 25 de noviembre se dio inicio a la campaña mundial 16 Días de activismo en contra de la violencia de género, que irá hasta el 10 de diciembre. Las cifras son aterradoras: una de cada tres mujeres es víctima de este flagelo a lo largo de su vida. Aunque sé que la situación en Colombia no es la mejor, hay lugares en el mundo en donde lo que viven las mujeres y las niñas es aterrador. Quiero hacer un llamado para mirar al otro lado del planeta y recordar que las mujeres afganas cada vez están siendo más sometidas y se les han ido anulando sus derechos fundamentales, sin que la comunidad internacional se haya unido de una manera seria y contundente para defenderlas.
Desde que llegó el régimen Talibán cada vez hay mayores restricciones; es doloroso pensar que las niñas sólo pueden estar en escuelas públicas hasta los 9 años, pienso en mi hija, llena de talentos y capacidades, ¿qué sería de ella si se le negara el derecho a la educación? Es lo que está sucediendo en Afganistán. Es increíble pensar que las mujeres ya no pueden ir al mercado solas, tampoco a los hospitales, montar en un taxi o en transporte público sin un acompañante autorizado (mahram). Aún con el mahram las mujeres no pueden acceder a lugares como un parque de diversiones.
Hay mujeres que han sido arrestadas por el simple hecho de ir a comprar víveres para sus familias sin un acompañante, se les prohíbe dirigir la palabra a un hombre que no sea de su familia, aunque sea un médico, no las atienden en hospitales si no van acompañadas. A las niñas se les obliga a vestirse de negro y cubrirse la cara desde muy temprana edad. Usar colores brillantes es contra la ley, mucho menos maquillarse o pintarse las uñas.
Las mujeres profesionales cada vez son más escasas en Afganistán, tienen dificultades para ejercer sus profesiones pues hay lugares de trabajo que les exigen que estén acompañadas todo el tiempo por un mahram; si no lo tienen las despiden de sus trabajos o no las contratan. El acceso a la justicia para las afganas es cada vez más difícil, no pueden declarar en una corte sin el acompañante autorizado, los jueces consideran que las mujeres no deben denunciar los actos de violencia de parte de sus esposos y tampoco quejarse por ser víctimas de abuso doméstico. Las mujeres son vistas como objetos para traer hijos al mundo y servir en sus casas.
El llamado de las organizaciones que están tratando de ayudar a las mujeres afganas es que se unan varios países para presentar un caso en contra de Afganistán ante la Corte Internacional de Justicia por la violación a los acuerdos de la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación en Contra de las Mujeres (CEDAW), de la cual, irónicamente, Afganistán hace parte desde el 2003. Puede que la presión internacional ayude a que las condiciones de estas mujeres mejoren.
Agradezco haber nacido en un país en el cual nunca me he sentido discriminada por ser mujer, y aunque la violencia en contra de la mujer existe se puede denunciar y la justicia protege a la víctima y no al perpetrador.